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El técnico Juan Pigni diáloga con sus dirigidos en el partido final |
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Escribe:
Gustavo Ferradans (de nuestra redacción)
La primera división del Jockey Club vive un momento inédito e inolvidable, pero la historia de este equipo comenzó hace más de un lustro.
Hace cinco años el cuerpo técnico del Jockey Club apostó a los pibes. Corría la última parte del calendario deportivo de 2002, el “Hípico” se consagraba campeón de la Copa Córdoba y en el partido decisivo le daba la chance a un grupo de juveniles que venían en ascenso.
Juan Pigni, el entrenador, apostaba a un cambio para la temporada siguiente. Promovió a un grupo de juveniles de 18 y 19 años y estableció nuevas reglas de trabajo y entrenamientos para el año siguiente.
Muchos creyeron que era una aventura peligrosa. Meses atrás, en aquel casi lejano 2002, el “verde” había perdido con jugadores de experiencia entre sus titulares por 98 a 3 ante La Tablada, en uno de los partidos, con una campaña con muchas derrotas.
Este periodista le preguntó a comienzos de 2003 sino era muy arriesgado jugar con los pibes ante equipos muy poderosos, teniendo en cuenta los resultados magros de la temporada anterior con los “experimentados”.
Pigni, convencido, respondió que “yo confío en estos pibes. están para grandes cosas”.
Esos jugadores tenían escasos minutos en primera, pero desde que se puso en marcha el torneo 2003 comenzaron a lograr resultados que, antes eran impensados. Triunfos ante Universitario, Córdoba Athletic y Palermo Bajo, y un sexto puesto al final del campeonato.
Desde entonces, Jockey fue finalista de un Nacional B 2004 y semifinalista en 2005 del mismo torneo, además de finalizar tercero en 2005 y 2006 en el Oficial de la Unión Cordobesa y consagrarse subcampeón en esta temporada 2008
Jockey por primera vez en su historia rugbística de 36 años alcanzaba una final y se codeaba con los “grandes”.
En este inolvidable 2008, el técnico Juan Pigni contó con la colaboración de Eduardo Soriano y dos de “Urpila” Sessarego y Luciano Rossi, jugadores en la temporada anterior.
Pigni desde el inicio de su proyecto dejó bien claros sus conceptos y empezó a formar un discurso propio: “Sólo se piensa en el partido que viene”, “vamos partido a partido” (casi emulando a “Mostaza” Merlo, con aquel Racing de 2001), “concentración, buena defensa, rigor físico y un poco de suerte, que siempre hace falta”.
Una de las cosas que más se le cuestionaron al entrenador, y que el tiempo y los resultados, le dieron la razón, fue justamente su amistad con el plantel.
“Yo no puedo entrenar a tipos que no son mis amigos. Yo con mis jugadores comparto asados o salidas. No puedo confiar en el tipo que no sea mi amigo y no lo conozca. Será por eso que yo me siento un entrenador de club”, explicó varias veces el entrenador y a posteriori agregaba: “Eso si, ellos tienen muy claro que cuando se jode, se jode, y cuando hay que trabajar, todos tenemos que estar concentrados en el trabajo”.
En aquel grupo de pibes por el que apostó Pigni, figuraban nombres como “Vitito” Fernández, Sebastián Dominicci, “Pitu” Acosta, “Fefe” Ferreyra, “Matu” Dagatti, “Pepito” Menta, Juan Manuel Pigni, “Fran” Chiaramello, “Paco” Massanet, entre otros.
Hoy, todos ellos, tienen nombres propios en el rugby de Córdoba y la mayoría de ellos han jugado en Selecciones de Córdoba y en los Pumitas M19 y M21.
El plantel, junto al cuerpo técnico, desde el comienzo mostró amor propio, buen juego y solidaridad. Pero por sobre todas las cosas, con el paso de los años fue construyendo una mística propia.
Lo del sábado pasado fue sólo una muestra de lo que creció y lo que puede lograr. La final del sábado y el subcampeonato, da muestras de que esta historia que hoy están escribiendo, recién está empezando.
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