“De acá a 50 años tendremos una sociedad de personas sin cerebro, por la desnutrición, por las drogas. Debemos ser conscientes de eso, para dar un giro”, expresó ayer el doctor Leandro Dionisio, presidente de la Asociación de Psiquiatras de la provincia de Córdoba.
El profesional participó de una jornada sobre adicciones en la Casa Radical de calle Tucumán de Villa María y brindó un desolador panorama sobre la penetración del flagelo de las drogas.
En un comienzo, hizo referencia a los seis principales problemas que deberá enfrentar el mundo: las enfermedades infecciosas (“por el calentamiento global, la mayoría de los ríos tropicales terminan en nuestro territorio, no hay control de fronteras”, fue diciendo), las enfermedades crónico degenerativas, el SIDA, la violencia, el abuso de drogas y la agresión ambiental.
En cuanto al abuso de drogas recalcó que es un problema no sólo por ser una enfermedad, sino también porque es “antisociedad”, generando que los delitos sean mucho más graves y violentos, entre otros aspectos.
Lo que sigue son los fragmentos más jugosos e importantes de su larga exposición, que fue seguida por EL DIARIO:
- “El abuso de drogas es una enfermedad crónica recidivante, hay que decirlo, no tiene cura, sino recuperación. Produce alto deterioro orgánico y psicosocial, es de etnología multifactorial, presenta alta morbilidad y alta mortalidad sin tratamiento y no hay factores hereditarios. Los que más influyen son los factores sociales.”
- “Sus secuelas tienen que ver con un tiempo de exposición bastante importante y dependen de cada organismo.”
- “La droga produce un efecto de descarga masiva en los espacios que existen entre neurona y neurona. Es el mismo efecto que el del electroshock, que se sigue utilizando terapéuticamente, por eso en pacientes depresivos lo reactiva. El tipo que está en una situación triste porque no logra el éxito que le impone la sociedad, le faltan amores y consume, verdaderamente siente un placer de esta manera. A medida que nosotros exponemos a un niño a un elemento que produce placer, se torna mucho más difícil sacarlo de ese lugar.”
- “¿Por qué un adolescente prueba drogas? Las encuestas indican que responden que es por experimentación, autorealización personal, plenitud, sociabilización, escape de tensiones, incremento del rendimiento, como vía de escape ante situaciones angustiantes, por falta de límites, por un pensamiento mágico omnipotente, por baja tolerancia a la frustración, por buscar sentirse mejor, para dejar atrás otros problemas, porque no hay espacio para el fracaso.”
- “Recuperemos la idea del Estado como regulador y conductor. Hagamos evidente el problema. ¿Qué cosas podemos hacer? Concientizar y participar previniendo, utilizar medios gráficos, publicitarios y televisivos, recuperar la rectoría estatal, legislar, internacionalizar diagnósticos y propuestas. En Brasil tenían problemas por falta de enfermeros y se incluyó el tema en las novelas, la gente se encariñó con el rol y eso llevó a que crezca el interés. Podríamos utilizarlas para ver este problema, pero por televisión nos enseñan a que (la cerveza) Quilmes es el sabor del encuentro.”
- “Recuerden lo que pasó con (Alfredo) Yabrán. Se mató porque ya era conocido y se había hecho evidente que era un mafioso. Mientras algo es desconocido sigue operando en la oscuridad. Hagamos visible el tema de las drogas. Claro que no es fácil, sabemos que la corrupción ha llegado a matar a un Papa.”

Los límites

En otro tramo de su exposición, que fue seguida por dirigentes del centenario partido como la legisladora Norma Poncio, Daniel Baysre, el profesor Germán Bicego y el ex boxeador Gustavo Ballas (quien trabaja en la problemática), entre otros, Dionisio hizo alusión a la falta de límites de los chicos. “Hoy somos rehenes de nuestros hijos. Nos demandan todo, por la sociedad consumista. Esto ha generado la sociedad que tenemos. Hay que saber que el límite no significa decir que no a todo, sino orientar sobre los valores, sobre lo que está bien y lo que está mal.”
Bicego, luego, contó que le sorprende “la candidez de ciertos papás” que no ven el problema de adicción de sus hijos, que son sus alumnos.