Escribe:

Juan Manuel Gorno
(enviado especial)

Raúl Lemos, el árbitro sanjuanino que “aparentemente no vio” la mano en el gol de Silvio Prieto contra Alumni, que determinó el polémico triunfo de Gimnasia y la pérdida de la punta del conjunto villamariense, dejó por sentado que ningún jugador visitante lo agredió, ni verbal ni físicamente, y por lo tanto nadie iba a quedar informado.
“Me respetaron”, le contó Lemos a la prensa mendocina, agregando un condimento especial a su mediocridad para dirigir un partido de esta naturaleza, ya que perdió aún más su credibilidad, bastante deteriorada, por cierto.
Evidentemente, a Lemos el encuentro le quedó grande, por la forma en que se definió. Y por ello reavivó una vieja discusión en el ambiente, sobre el peso que realmente tiene Alumni -o el fútbol cordobés- en el Consejo Federal, más allá de la presencia de sus hombres.
Muchos dirigentes cordobeses tienen un marcado protagonismo dentro del ente mayor del fútbol del interior en AFA, pero lo que sucedió con Alumni el domingo no sorprende. De hecho, en Mendoza, al equipo villamariense lo suelen dirigir los árbitros sanjuaninos, y viceversa cuando hay que enfrentar a Desamparados.
Se recuerda, incluso, el increíble gol anulado a Pablo Rodríguez, en una semifinal contra el “Víbora”, por entonces dirigido por el actual DT de Alumni, Mauricio Magistretti.
En aquel entonces la decisión fue de un mendocino.
Esta vez, el fallo de un árbitro -y sus asistentes- llegó demasiado lejos.
No se trató de una discusión de reglamento, ni una cuestión de interpretación; tampoco se dio un penal polémico ni una expulsión cuestionada. Fue una jugada de vóley muy evidente para un referí que estaba a dos metros. Y atando cabos, habrá que revisar el offside inexistente que minutos antes le habían pitado al delantero Víctor Rena (habilitado casi dos metros), como avisando que había que inclinar la cancha hacia el arco de Julio Chiarini.
El cierre de la historia, con el árbitro avisando que nadie lo agredió, después de sufrir una embestida bastante grande como lógica, deja en evidencia que Lemos estaba “manchado” y que, si fuese por equivocarse, debería informarse él mismo para no volver a dirigir.
Ahora bien, Alumni tendrá que saber jugar también sus partidos fuera de la cancha, porque de nada sirve trabajar con seriedad en la semana para llegar bien al domingo, si el resultado se resuelve por cuestiones que van más allá de lo futbolístico.
Dirán que tan sólo fue una mano como la de Diego a los ingleses y que el árbitro se puede equivocar como cualquier ser humano. Es cierto.
También se aportará que a veces Alumni puede ser beneficiado por fallos arbitrales, tanto como Gimnasia. Puede ser.
Sin embargo, caer en frases así no aportan soluciones de inmediato, menos cuando lo que está en juego es la punta de un campeonato. Además, a Prieto se lo puede disfrazar de Maradona por ese instante, aunque no le ate los botines.
A fin de cuentas, el delantero entró en la típica “viveza criolla”, esa que tanto se destaca como gran virtud de nuestros futbolistas.
Lo lamentable es que Maradona también nos dejó una maravilla en ese recordado partido contra los ingleses y, con el correr del tiempo, el fútbol argentino se enfermó tanto que los jugadores prefieren más los manotazos que las gambetas, amparados por árbitros como Lemos. Total, para muchos, la culpa de lo mal que se juega la tendrán los técnicos.

@ Títulos

“Con una manito”, tituló ayer el diario mendocino Los Andes, en su suplemento “Más Deportes”.
En su comentario, destaca que “seguramente los de Mauricio Magistretti tendrán que ir al Protesta ya!, de CQC, ya que Raúl Lemos y sus asistentes hicieron caso omiso a aquellos lógicos reproches”.
El mismo diario reprodujo declaraciones de Prieto, quien afirmó haber convertido de cabeza, increíblemente.
Por su parte, el diario Uno, de Mendoza, tituló en su suplemento, Ovación: “Mano, gol y punta”. Y dentro de sus páginas, se resaltó más la “viveza criolla” del atacante.
“Fue la mano del Lobo”, fue el título del comentario del encuentro.