"Esta Patria" Esta Patria anunciada y nunca prometida, amada turbiamente, a escondidas, en sueños, fervores, favores; esta Patria toda o nada, Patria rabiosa y bienvenida con la puerta cerrada… Esta Patria de ayer que se presenta sola, abigarrada, justa, perseguida y exclama sin pudores mañana, pasado mañana, pasado, pasado mañana. Esta Patria de vos y de tus cosas, tus muertos, tus fantasmas, esta Patria de palabras que no saben su oído, esta Patria de nombres que no tienen sonido y vagan por el aire y vuelven como tierra… Esta Patria deliciosa como un tiro en la boca, esta Patria vendida al ogro y la princesa, al abogado, al demente, al justo Dios a un ramo de alaridos… Esta Patria piadosa que se pierde en las calles, esta patria brindada en prisiones y teles… esta Patria de putos, esta Patria de santos y golpes y zaguanes. Esta Patria que pierden los que buscan una calma feroz un río derechito un día entre las manos. Esta Patria burlándote, corriéndote el espejo, llamándote a las tres de la mañana; con la mesa tendida, las ventanas ciegas. Esta Patria de irse y llegarse, tan esforzada y quieta. Esta Patria siempre a punto de… Esta Patria casi… Esta Patria cuando… Esta Patria de lo mejor, lo peor del mundo, del comienzo del mundo, del final del mundo. De cada uno para cada uno en cada uno. Esta Patria caída saluda desde el barro y la lleva el gorrión y la devuelve el cielo. Esta Patria vehemente y tartamuda. Esta Patria feliz y sola. Esta Patria, esperándonos huyéndonos, enfrente del crimen abajo de la pena. La abrazo, la devoro en un hambre interminable, la demando, la ruego, la perdono. Esta Patria y nada. Esta Patria y todo. Esta Patria. Alejandro Schmidt "Un país en involución" ¿Es la revolución un sueño eterno? como afirma la tesis de Rivera. La Argentina colonial era la más pobre y despoblada de todo el imperio español. En el período que siguió a la independencia, la economía del Río de la Plata se transformó en una de las más abiertas del mundo, crecimos - entre 1860 y la Primera Guerra Mundial- al doble de la economía mundial (lo contrario desde la Segunda Guerra Mundial hasta el fin del Siglo XX donde crecimos la mitad de la economía mundial). Las ideas de Alberdi buscaron crear un ser humano de paz y trabajo; la Constitución de 1853 consolidó las bases de una República, hombres como Sarmiento hicieron de la Patria una gran escuela, visionarios como Pellegrini afirmaban que "Sin industria no hay Nación"; se fomentó la inmigración, se extendieron caminos, se educó al soberano, y modernizaron al país para ser una gran potencia mundial. La Argentina del Centenario llegó, siendo el país principal exportador de cereales y carnes del mundo, un ingreso per cápita de 470 dólares, superando a países como Francia, Italia y Japón, con salarios superiores a los de Inglaterra e iguales a los de los Estados Unidos. Eramos la séptima economía del mundo ¿Qué nos pasó? Populismo, antinomias, demagogia, golpes, crisis, encuentros y desencuentros son las palabras que pueden representar lo que fue la Argentina del Centenario hasta nuestros días. Tal como lo sostiene Aguinis en su electrizante "Pobre Patria mía": "De ser ricos, cultos, educados y decentes, en unas cuantas décadas nos convertimos en pobres, mal educados y corruptos". El facilismo, el apriete y el soborno son el legado político que remplazó el sueño de Belgrano, de héroes como San Martín, de estadistas como Sarmiento y de intelectuales como Alberdi. Las afirmaciones de progreso de Alberdi, Sarmiento y Pellegrini, las remplazamos por el "roban pero hacen", la corrupta obra pública, la codicia sindical, el militante rentado, el amiguismo y el aparato. Fuimos una gran Nación, rica y poderosa, respetable y admirable; aquella a la que Rubén Darío la consideró: "...la inmortal estrella (...), que alumbraba con su claridad nuevos cultos, cultura y gobierno... astro de la libertad", pero parece ser sólo eso, fuimos. ¡Construyamos un gran país! Tenemos las condiciones para serlo, tenemos la historia de lo que fuimos, volvamos a ser esa Nación que hicieron nuestros antepasados, nuestros bisabuelos. Quiero terminar con una cita que vale la ocasión, la dijo Aristóteles hace más de dos mil años: "La esperanza es el sueño del hombre despierto". Julio C. Nieto DNI: 32827993
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|