|
|
|
|
|
|
|
| Pablo Llonto fue echado de Clarín y años después publicó un libro sobre la dueña del Grupo |
|
|
|
|
|
Por Diego Rosemberg
Cualquier general lo sabe: para poder derrotar al enemigo resulta imprescindible cerrar filas hacia adentro y evitar que la apertura del más mínimo frente interno termine por erosionar las propias fuerzas. El Grupo Clarín –según palabras del editor General del diario, Ricardo Kirschbaum– está en guerra con el Gobierno y como todo ejército presta tanta atención puertas adentro, como hacia fuera.
Este año, Clarín modificó su tradicional encuesta “de clima”, que anualmente realizaba para conocer la opinión de su personal sobre el ambiente laboral interno, especialmente sobre la relación entre jefes y subalternos. En su nueva edición incluyó un apartado específico que busca saber qué piensan sus empleados sobre el conflicto que enfrenta al Grupo con el Gobierno nacional.
En el nuevo cuestionario aparecen preguntas directas sobre este tema. Por ejemplo, indaga si el conflicto abierto impacta en la labor cotidiana del trabajador. Existen, además, preguntas de tipo indirecto que buscan medir cómo se están posicionando los empleados en esta actualidad de tensión: “¿Estoy satisfecho con el prestigio que el Grupo Clarín tiene en el mercado?”. “¿El equipo gerencial de mi empresa tiene una clara visión del rumbo que debe seguir esta organización en el futuro?”, quiere saber otra. Una tercera insiste: “¿Tengo confianza en las decisiones del equipo gerencial de mi empresa?”. Y una cuarta va más allá: “¿Comparto el proyecto de mi empresa?”.
Las nuevas preguntas –que miden el grado de compromiso con el holding– pueden relacionarse de forma directa con los mensajes que comenzó a recibir el personal desde los cargos gerenciales a partir de la sanción de la nueva Ley de Medios Audiovisuales de Comunicación.
Desde entonces, en las diferentes empresas del Grupo se preocuparon por transmitir a sus empleados –para buscar fidelidad y cerrar filas– que las agresiones del Gobierno “no eran contra el Grupo sino contra todos” y que era imprescindible “proteger las fuentes de trabajo”. En algunas empresas, como TN, se han hecho reuniones explícitas para enviar este mensaje. Es hora, parece, de evaluar si el mensaje cundió.
La encuesta, como cada año, es promovida desde el área de Recursos Humanos y la llevó adelante la consultora Mercer. En teoría es voluntaria, los 15.000 trabajadores del Grupo pueden completar el cuestionario de manera online bajo un sistema que promete anonimato. No obstante, el temor por la existencia de represalias a determinadas respuestas existe. Un grupo de trabajadores del diario Clarín acordó a escondidas elaborar un texto común para el último ítem que preguntaba: “¿Tiene algún otro comentario que hacer?”. La oración consensuada decía: “Quiero tener comisión interna y aumento salarial”. Habrá que esperar los resultados para saber cuántos finalmente se animaron a escribirlo.
No parece fácil plantear dentro del Grupo Clarín la necesidad de organizarse gremialmente. El holding desarrolla una marcada política antisindical.
En la década del ‘90 despidió al delegado gremial del diario, Pablo Llonto, y lo mismo hizo con los delegados de TN el año pasado.
En 2000, en un solo día, echó a 117 trabajadores del diario –entre ellos a la comisión interna recientemente elegida y a los encargados de supervisar y organizar la elección de delegados– después de que se realizaran asambleas con más de 400 participantes.
El Grupo Clarín sólo acepta escuchar a sus empleados a través del cuestionario anual “de clima”, donde la empresa pregunta lo que ella desea saber. La mayoría de las preguntas deben responderse con una escala numérica que va de uno a cinco, en la que los valores más altos indican mayor nivel de satisfacción o acuerdo con la política empresarial.
Para acceder al cuestionario 2010, cada empleado debía ingresar a un link de la consultora Mercer y colocar una clave compuesta por cuatro números y otras tantas letras que cada uno recibió escondida entre dos ladrillitos del tradicional juego Rasti.
“El propósito de este cuestionario es conocer las opiniones del personal de la empresa sobre aspectos importantes de su trabajo y de la vida en la organización en general. No hay respuestas correctas ni incorrectas. Por favor, responda de manera espontánea”, recomendaba un texto que aparecía en la web.
Para incentivar la participación en la encuesta y ayudar a construir la imagen de una empresa solidaria y preocupada por el bien social, la consigna proponía tirar los bloques en unas urnas asignadas para tal fin que después serían donadas al Hospital Garraham.
Nada más alejado que la guerra.
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|