Escribe:
Juan Montes
Mire, don Feinmann, yo me quedé encantada con usté, de cómo habla de corrido y de las cosas que dice y que yo no sabía o que sabía al revés, pero hay algo que le tengo que corregir y perdóneme el atrevimiento, pero como usté dijo “las cosas son así”.
Yo tengo una vecina con la que estoy peliada por culpa de la Cristina. Ella es kiynerista y yo no. Y ayer me dio conversación después de no sé; creo que desde el lío del campo no nos dábamos artículo. Y vino y me dijo: qué raro usté en el teatro viendo una conferencia. Yo no tenía ganas de peliar porque si no le hubiera dicho: las conferencias no se ven, se escuchan. Porque yo cerraba los ojos para escucharlo mejor. Pero para no peliar le di nomás la charla. Al fin y al cabo como usté dijo somos argentinas las dos aunque ella sea cristinista. Y le dije:
¡Ay!, a mí me da cosa lo que dice este hombre. Pero cómo habla, se ve que sabe, ¿no? Así que Sarmiento... ahhh. Pero a mí me habían dicho que... ohhh, mire usté lo que se viene una a enterar después de vieja. Y usté qué piensa, ¿será así? Y de algún lado lo debe haber sacado, no va hablar así porque sí. Así que Sarm Ahhh ¿Cuántos gauchos dice que...? Qué barbaridá. A mí estas cosas me dan cosa, ¿vio?
Lo que no entendí muy bien fue lo de ese tal Rosas. ¿Al final era bueno o era malo? Para mí que el Urquiza ese lo jodió. Así que me parece bien que después lo hayan jodido a él. ¿Qué cosas no? Yo de chica tenía la idea de la Patria de la banderita, de ponerse de pie para cantar el Himno, de haber sabido todo eso ni me paraba para cantar el Himno y si la señorita me hubiera retado le habría dicho “¿y dónde quiere que me pare si hay muertos por todos lados?”
Yo no sé si será porque estoy vieja ¿vio? Pero una vive con el Jesús en la boca cada vez que se habla de muertos, ¿pero se fijó lo que dijo este hombre? No sé, pero entre San Martín -que al final era más bueno me parece por lo que dijo este hombre- y el tal Rosas y el Urquiza y ese, ¿cómo es?, Roca, ese, Roca, y el Sarmiento y después que Uriburu y que Aramburu y que Videla, no sé pero fui contando los muertos y no me alcanzaban los números porque yo siempre fui ama de casa ¿vio?, y algunas cosas no sé, pero de repente me pareció estar parada en la sangre. Como si abajo mío, en el suelo, mezclada en el barro hubiera sangre de gauchos, de indios, de jóvenes, de inmigrantes, ahh, qué cosas que me hace decir este hombre.
Pero cuánta genteee... Y estaba el Sebastián, el hijo de la Claudia, mi nieta. El no me vio. ¿Qué se iba a imaginar que yo iba a estar ahí escuchando a este hombre? ¿Y vio? Una que siempre cree que la juventud no tiene juicio ¿Vio cuántos jóvenes había? Así de jóvenes. Antes no pasaba. Estas eran cosas de gente grande, qué sé yo, de maestros, de políticos, de doctores, de “gente que sabe”.
Me estoy yendo para el lado de los tomates y no le corregí lo que usté tiene que corregir, porque le aseguro que está equivocado. Pasa que con este tema de la Cristina ahora hasta el verdulero habla de política. Mire que tengo presidentes encima yo, ¿eh? Y después de vieja, tengo que escuchar los noticieros y leer los diarios porque donde una va se habla de política. Y eso es culpa de la Cristina, yo se lo dije una vez a la Zulema. Ella dice que yo la odio. No, a la Zulema no, a la Cristina. Pero antes la odiaba. Ahora es antipatía nomás. Quizás serán cosas mías, pero antes no sé, una iba al almacén o a la carnicería y hablabla de las novelas, de los accidentes, de los robos o chusmeaba, nomás. Ahora no, ¿vio? Ahora hay que dudar de todo y saber más porque parece que hay mentirosos por todos lados y lo que uno estuvo escuchando no pasó en la realidad o lo que pasa en la realidad uno nunca lo escucha. Mire usted lo de Moreno y lo de Castelli. Y esa Patria llena de muertos, qué barbaridad, haber sabido...
Ah, y hablando de muertos le quiero corregir una información totalmente equivocada. Y usté tiene derecho a equivocarse porque estudió, en cambio yo, ya no tengo más tiempo de equivocarme, y por eso ahora estoy aprendiendo a hablar. No es que no sepa, estoy aprendiendo a hablar en el sentido que usté lo explicó y que yo le comenté a la Zulema cuando vino a casa a tomar mate, porque estábamos peliadas por la Cristina pero después de su actuación le dije “pasá que hace frío” y la Zulema pasó. Y yo le dije: “Y algo de razón tiene este hombre cuando dice que yo veía las noticias que me mandan de Buenos Aires y que las noticias las escriben los periodistas que trabajan para los dueños que les dicen qué noticias hay que dar y cuáles no... que al final lo que yo hablo no son palabras mías, sino que yo saco de las noticias”.
¿Y sabe qué me dijo Zulema? “Vos pensás lo que los otros te dicen que pensés” y yo le dije ya está, ¿ves?, ya estás hablando de política. Yo hablo de lo que dijo este hombre, yo no hablo de política le dije, y le dije: porque vos no sabés de política, vos mucho Perón mucha Cristina y ni sabías que al final el ¿cómo dijo este hombre de los ingleses y la Revolución de Mayo?, ah sí el capitalnismo, eso, el capitalnismo al fin de cuentas lo fundaron los indios de acá porque si los ingleses no le robaban el oro a los gallegos que le habían robado el oro a los indios de acá, minga iban a hacer industrias los ingleses o sea que el capitalnismo según este hombre y lo que yo entendí fue gracias a la Argentina cuando todavía no éramos argentinos. Así que no me metás la política en todo esto, le dije y después no le dije más porque me iba a peliar otra vez, y ¿para qué no?
Bueno, ¿cómo era? Ah, sí, lo que le quería decir es que usté dijo que doña Rosa está muerta. ¿Y cómo va a estar muerta si le estoy escribiendo una carta? Usté quizá no sabía pero yo desde que pasó lo del campo y empecé a ver que uno decía una cosa, otro decía otra y otro le contestaba otra cosa y así las cosas, dije ¿al final quién tiene la razón? Entonces empecé a escuchar más y de repente lo vi a usté en la tele, entonces cambiaba un ratito usté un ratito Tinelli. Pero no se enoje porque al final lo fui a ver a usté que me dijo que tenía que aprender a hablar mis palabras. Entonces lo que le quiero corregir es que yo no estoy muerta. ¿Para qué más muertos? Yo estoy tratando de ver de nuevo, de aprender a hablar mis palabras.
Bueno, gracias por venir y espero que le haya gustado mi ciudad. Cuídese mucho, hijo, y abríguese que afuera hace frío.
Cariñosamente:
Doña Rosa
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