Escribe: Juan Manuel Gorno - Enviado especial

Un zapatazo tremendo del central Eduardo González, durante el alargue, cambió el rumbo de la historia en San Luis y fue el máximo festejo de Unión de Villa Krause, San Juan, que venció 2 a 1 a General Paz Juniors de Córdoba y se convirtió en el rival de Alumni para la promoción que comenzará el jueves.
Hambre de gloria, esfuerzo y mística ganadora es lo que exhibió de positivo el conjunto sanjuanino, más allá que Juniors vendió cara su derrota y que el partido desempate por el Argentino B que se desarrolló en cancha de Juventud de San Luis estuvo para cualquiera.
Como una verdadera final, hubo dientes apretados y un juego poco vistoso, pero entretenido.
Unión fue superior en la primer etapa, cuando propuso más, sumó gente al ataque y tomó riesgos ante un Juniors especulativo, que dependió demasiado de la inspiración individual de los delanteros Cristian Carnero y Javier Reartes.
De todas maneras, no es un equipo confiable el que conduce Víctor Hugo Cabello. Ayer cometió demasiados errores infantiles en defensa que el “albo” tardó en sacarle jugo.
No obstante, hizo justicia Unión en la etapa inicial, con una formación (en el clásico 4-4-2) que tuvo cierto desorden, casi en la misma sintonía en la que batalló cada pelota como si fuese la última.
Lo bueno del equipo cuyano fue que nunca dudó en probar al arco, aún con limitaciones en el toque preciso. Y eso le dio sus frutos recién a los 37 minutos, cuando llegó al gol de puro guapo: Tras un tiro de esquina, Federico Acevedo (volante alto y enjundioso) sacó un remate que dio en el travesaño; Ceballos captó la pelota y envió el derechazo de primera, Bordicio la sacó en la línea y, en el tercer rebote, llegó Agustín Quiroga para empujarla a la red.
Fue allí donde se evidenció lo mejor de Unión, por empuje y decisión, algo que Alumni deberá tener en cuenta.
En el segundo tiempo, en tanto, se vio la contracara del equipo de Cabello, ya que retrocedió mal y le dio la iniciativa a un Juniors, que resultó más prolijo en el manejo de la pelota y le empató el partido con un hombre menos.
A todo esto, de contragolpe, Unión dilapidó algunas jugadas demasiado claras, aunque en la mayoría de las veces, mediante pelotazos largos y a dividir.
El arquero de Juniors tuvo una tarde de perros (bastante inseguro para un partido de estas características), pero ni siquiera con este ingrediente Unión supo abrochar la victoria.
En el otro arco, Carlos Biassotti salvó en contadas oportunidades la caída de su valla, aunque el problema de Juniors fue, paradójicamente, dar vueltas y vueltas cuando debía sacar el tiro de gol.
Esto sucedió hasta que Pizarro capitalizó una falla grosera de Daniel Gómez, quien despejó para atrás y le dio un obsequio difícil de despreciar, por lo cual el volante colocó el 1 a 1.
Con esa tónica de ida y vuelta se jugaron los 30 minutos extras, donde hubo más errores que aciertos y mucho desgaste, hasta que González, a los 13 minutos, se encontró con una pelota picando frente a sus narices y, desde afuera del área, sacó un balinazo tremendo que decretó el 2 a 1 final.