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Sergio Hidalgo abonó los dichos de su compañero y amigo Alejandro Roganti, al declarar que siempre sospecharon del secretario General de Luz y Fuerza - Luis Juez, abogado de Roganti |
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Una vez más, los nombres de Eduardo Brandolín y Miguel Valente volvieron a estar bajo sospecha de ser los autores intelectuales del atentado que sufrió el dirigente social Alejandro Roganti, en el marco del juicio que se le sigue a Sebastián Eve como autor material de los disparos.
En esta oportunidad, el testigo Sergio Hidalgo aseguró haber recibido amenazas telefónicas por parte de ambos integrantes de la conducción del Sindicato Regional de Luz y Fuerza Villa María (que curiosamente tiene sede en la capital provincial) poco tiempo antes que Roganti fuera baleado en la puerta de su casa, el 14 de abril de 2008.
Hidalgo refirió puntualmente que, a través de una comunicación telefónica, el secretario General del gremio le dijo “los voy a hacer mierda”, luego de enterarse que estaba siendo investigado por una serie de irregularidades en el manejo de los dineros sindicales.
De igual modo, el testigo sostuvo que cuando se enteró que iban a echar a su hija de la Casa del Estudiante que Luz y Fuerza posee en Córdoba, le preguntó a Valente por qué tomaban esa decisión, a lo que el administrador del albergue le contestó que cumplía órdenes de Brandolín, para luego advertirle: “Dejensé de joder (refiriéndose a Hidalgo y Roganti), porque los vamos a hacer mierda”.
Las amenazas verbales tendrían directa relación con la denuncia que los dos villamarienses hicieron ante los cuerpos orgánicos del gremio, al enterarse que Brandolín, en un breve período de tiempo, había comprado tres propiedades en la capital de la provincia, una de ellas en el country Casonas del Sur, donde ahora está viviendo.
Asimismo, ambos dirigentes investigaban un contrato por el transporte de gas que la empresa Gecor (mayoritariamente propiedad del sindicato) había hecho con la firma Terminal 6 de Rosario, perteneciente a las empresas AGD y Bunge.
Hidalgo refirió que la maniobra se hizo “un fin de año, a escondidas de los afiliados, mientras nosotros brindábamos con sidra y pan dulce”.
Cabe recordar que al momento de advertir las irregularidades en el manejo de los fondos del gremio, Roganti se desempeñaba como secretario Gremial de Luz y Fuerza, mientras que Hidalgo estaba a cargo de la Secretaría de Organización.
Renunciaron
En pleno enfrentamiento, los dos dirigentes decidieron renunciar a sus cargos y estuvieron a punto de formular una denuncia penal por las presuntas maniobras fraudulentas, y tiempo después fueron expulsados del sindicato por Brandolín y su entorno.
Cuando se le preguntó sobre el atentado sufrido por su compañero y amigo, Hidalgo sostuvo que ni bien se enteró del hecho lo asoció con el dirigente cordobés, y confirmó sus sospechas cuando supo que no se había tratado de un asalto.
Más adelante, cuando concurrió a Tribunales para prestar declaración en la causa, le mostraron una sábana de llamadas telefónicas correspondientes a uno de los celulares secuestrados por la Policía en diferentes allanamientos, y que habían sido utilizados por los hermanos Eve.
Hidalgo dijo que en el listado figuraba el número 0351-156502576, una de las varias líneas corporativas que había adquirido el gremio para las comunicaciones entre sus dirigentes, pero que era habitualmente utilizada por Miguel Valente.
Los sicarios se habían contactado a través del teléfono número 0351-152280267, cuyo titular era Maximiliano Eve -actualmente detenido en España- antes y después del atentado, circunstancia que confirmó las sospechas que tenía Roganti con respecto a los presuntos autores intelectuales del hecho.
Por eso el dirigente baleado sostuvo el lunes, al declarar en el juicio, que Brandolín había sido el ideólogo del brutal ataque y que Valente fue quien contrató a los Eve (se habló de 10 mil pesos) para asesinarlo.
Ultimos testigos
El segundo testigo de la víspera fue Mario Giovani, un trabajador de Luz y Fuerza que hasta el momento del ataque a Roganti se encargaba de contactarse con Valente cuando se necesitada alojar al hijo de algún afiliado en la Casa del Estudiante, e incluso a otros familiares cuando debían establecerse en Córdoba algún tiempo por razones de salud.
Giovani dijo que por esos menesteres hablaba directamente con Valente y que dejó de hacerlo después del hecho de sangre.
Finalmente compareció el comisario Fabián Gutiérrez, quien a la fecha del atentado se desempeñaba como segundo jefe de la División Investigaciones de la Unidad Departamental General San Martín.
El funcionario policial fue comisionado por el fiscal Daniel Del Vö para investigar a quién pertenecía la camioneta Fiat Fiorino blanca, dominio FIL 138, a la que se había subido el sujeto que baleó a Roganti en barrio Rivadavia.
Gutiérrez brindó detalles de la minuciosa pesquisa, que finalmente le permitió a Del Vö establecer que los dos sujetos que había visto el cabo Federico Bordino a bordo de la Fiorino eran los hermanos Eve.
Para entonces, el menor (Maximiliano) ya había salido del país en un avión que tenía como destino el Aeropuerto de Madrid, mientras que Sebastián estaba prófugo en el país.
En la recta final
El juicio tendrá su última audiencia de debate el próximo viernes, a partir de las 8.30.
En primera instancia alegarán la Fiscalía, la Querella y la Defensa -en ese orden- y posteriormente jueces y jurados pasarán a deliberar para dictar sentencia.
Se estima que el veredicto se conocerá a media tarde, ya que las conclusiones de las partes casi seguramente concluirán pasado el mediodía.
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