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“Es fundamental que se castigue a los autores intelectuales de este atentado, porque si no la causa estará incompleta”, reiteró Roganti al hacer uso de la última palabra de la querella |
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La Justicia villamariense dio ayer un importante paso en procura de esclarecer el alevoso atentado que sufrió el dirigente social Alejandro “Caño” Roganti, al imponerle una dura condena a Sebastián Baltazar Eve (37), autor material del intento de homicidio.
No obstante, la causa se completará definitivamente cuando los autores intelectuales de este crimen mafioso queden tras las rejas.
Al cabo de una extensa audiencia de debate, y con el voto unánime de jueces y jurados, Eve fue declarado coautor de “homicidio calificado por alevosía y uso de arma de fuego, en grado de tentativa”, y autor de “amenazas calificadas”, y se le impuso una pena de 15 años de prisión.
Sin embargo, como el sicario santafesino estaba debiendo tres años de una condena aplicada el 7 de abril de 2005 por la Cámara Segunda del Crimen de la ciudad de Córdoba, recibió una sanción unificada de 18 años de cárcel y se lo declaró reincidente.
Que continúe la investigación
En el veredicto, los camaristas René Gandarillas, Silvia Saslavsky de Camandone y Liliana Cuevas de Atienza dispusieron también “que se remita copia certificada de las actas del proceso oral y de los fundamentos de la sentencia a la Fiscalía de Instrucción del Tercer Turno, recomendando la profundización de la investigación que se encuentra en trámite”.
De esta manera, el tribunal exhortó al fiscal Daniel Del Vö que amplíe las averiguaciones en procura de llevar a proceso a los ideólogos del brutal atentado, luego que a lo largo del juicio quedaran nuevamente bajo sospecha el secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza, Eduardo Brandolín, y su “mano derecha”, Miguel Valente.
El trascendental fallo se conoció pasadas las 18.30 y luego de nueve horas de deliberaciones, durante las cuales formularon sus alegatos la Fiscalía de Cámara, la Querella y la Defensa.
Desde temprano
La jornada se inició minutos antes de las 9.30 con las conclusiones del fiscal Francisco Márquez, quien al cabo de un técnico y pormenorizado análisis de la prueba que le demandó casi dos horas de exposición, solicitó que Eve fuera condenado a 16 años de prisión por la tentativa de homicidio y “coacción agravada”, aunque pidió que dicha pena fuera unificada en 19 años con los tres que estaba debiendo por la causa que tenía pendiente en la capital provincial.
Entre otras expresiones, el acusador público señaló: “La sociedad de Villa María está indignada con lo que le ha pasado a Roganti porque es buena gente”.
Más adelante, el fiscal afirmó que el acusado “quiso matar a Roganti, pero los médicos impidieron que se muriera”, tras lo cual agregó: “Y Eve tiene que darles las gracias (en alusión a los médicos), porque sino hoy estaría acusado de un homicidio que es castigado con prisión perpetua”.
Para sostener la calificante de alevosía, Márquez sostuvo que Roganti “estaba con la guardia baja” cuando fue sorprendido por el asesino a sueldo aquella noche del 14 de abril de 2008 en la puerta de su casa.
Tras los pasos de los ideólogos
A su turno, y en un alegato cargado de emotividad, el abogado que patrocinó a la familia Roganti, Luis Juez, dejó a criterio del tribunal la pena a imponerle al acusado.
“A la condena pónganla ustedes. A nosotros no nos interesan Sebastián y Maximiliano Eve... lo que necesitamos saber es quién les pagó para asesinar a Roganti”, enfatizó el conocido abogado cordobés, ex intendente de la capital provincial y actual senador de la Nación.
Previamente, el verborrágico dirigente político afirmó que había decidido patrocinar a Roganti por la amistad que los une, pero fundamentalmente “por la necesidad de que se haga justicia y por un estilo de vida que abrazamos los cordobeses que queremos vivir en paz”.
Al referirse al sangriento episodio, Juez recordó con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos que cuando visitó a Alejandro en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Pasteur “me saqué el Rosario que siempre llevo en mi pecho y lo puse en el tubo de oxígeno”.
En otro momento de su intervención, el acusador privado aseguró con particular énfasis que “a Roganti lo vinieron a matar porque estaba investigando un tema escabroso” y refirió puntualmente la irregular venta de la empresa Gecor.
La intervención de Juez, que se extendió por espacio de 50 minutos, fue coronada con un cerrado aplauso de las más de 70 personas que colmaron el salón de conferencias de la Sociedad Rural Villa María, que fue utilizado como recinto de deliberaciones en las tres jornadas que demandó el proceso oral.
Tras un cuarto intermedio, alegaron los letrados cordobeses Julio César Liviero y Alejandro Pérez Moreno, codefensores de Eve.
Objeciones
En primera instancia, Liviero cuestionó aspectos relacionados con la investigación policial y puso en tela de juicio el proceder del comisario Fabián Gutiérrez, quien había sido facultado por el fiscal Del Vö para investigar todo lo relacionado con el vehículo Fiat Fiorino blanco en el que escaparon los criminales.
El letrado cordobés objetó “la escasa fiabilidad de los reconocimientos” practicados en rueda de personas y puso en tela de juicio el proceder de algunos investigadores policiales cuando exhiben álbumes con fotografías de delincuentes prontuariados.
“La trampita policial de mostrar las fotos es más vieja que la humedad”, graficó el defensor antes de sostener que durante la instrucción de la causa se había violado el Código Procesal Penal de la provincia.
Liviero concluyó la exposición solicitando la absolución de su cliente por el “beneficio de la duda”.
La figura penal
En tanto, Pérez Moreno hilvanó un alegato de marcado contenido jurídico que no sólo atacó la calificante de la alevosía, sino que planteó que el hecho debía encuadrarse bajo la figura penal de las “lesiones agravadas” por uso de arma. “Esto -aclaró el reconocido letrado cordobés- en el supuesto caso que los jurados populares declaren la culpabilidad de Eve”.
El abogado que lidera el prestigioso Estudio Roger citó una vasta jurisprudencia para abonar su hipótesis procesal y reclamó el cambio de calificación legal por entender que no se había tratado de un intento de homicidio agravado.
Sobre el final de su exposición, Pérez Moreno pidió, subsidiariamente, que su cliente fuera condenado por “homicidio simple en grado de tentativa”, que tiene una pena sensiblemente inferior.
Concluidos los alegatos, el tribunal dispuso un nuevo cuarto intermedio hasta las 16, oportunidad en la que se les concedió la última palabra tanto a los querellantes como al acusado.
En esa instancia, Roganti reiteró su planteo de que si no se logra desentrañar quiénes fueron los autores intelectuales del atentado, la investigación quedará incompleta.
“Mi familia y yo vamos a poder estar tranquilos cuando se sepa quiénes contrataron a este señor para matarme”, precisó el dirigente.
“Yo lo perdono”
Su esposa, Analía Lynch, también decidió expresarse antes de que se conociera el fallo, y en una breve pero conmovedora alocución se dirigió a Eve y, con lágrimas en los ojos, le dijo: “No tengo nada contra usted... yo ya lo perdoné”.
Por último, el acusado dijo que no tenía nada que agregar, aunque de inmediato dirigió su mirada a la esposa de Roganti y señaló: “No me tiene por qué perdonar señora, porque yo no le hice nada a usted ni a su marido”.
Tensa espera
A las 16.15 se cerró el debate y el presidente del tribunal solicitó desalojar la sala ya que dispuso que jueces y jurados se quedaron allí para deliberar.
A medida que fueron pasando los minutos, creció la expectativa entre el público que aguardaba el momento del veredicto en la cafetería de Sociedad Rural o en los alrededores del edificio.
Exactamente dos horas después se reanudó la audiencia y frente a un tenso pero silencioso auditorio la secretaria de la Cámara, Gabriela Sanz, dio lectura a la parte resolutiva de la sentencia.
Al finalizar, un cerrado aplauso dio por aprobado el veredicto condenatorio, mientras Eve era rápidamente retirado del recinto por efectivos del Grupo de Operaciones Tácticas Penitenciarias (GOTP).
En esos momentos, el convicto se quejó diciendo “son unos cagadores” (en referencia a los jueces) y balbuceó algunos insultos, a lo que le siguió la reacción de algunos de los presentes.
“¡Asesino!”, “¡hijo de puta!”, “¡atorrante!”, fueron los gritos que se escucharon en el recinto, aunque el incidente no pasó a mayores. Y de inmediato, la emoción y las lágrimas de familiares, amigos y compañeros de Roganti ganaron la escena.
Después hubo tiempo para las declaraciones periodísticas y el intercambio de opiniones. Pero lo más importante había quedado atrás.
“Se hizo justicia... pero justicia a medias”, deslizó por lo bajo un allegado a los Roganti. Y no se equivocó.
Porque hasta que los ideólogos de este mafioso atentado no paguen sus culpas, ni el “Caño”, ni su esposa, ni sus hijos, ni la sociedad villamariense en su conjunto podrá recuperar la tranquilidad.
Doctor Del Vö... tiene la palabra.
Daniel Rocha
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