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Dirigentes, amigos y allegados (entre ellos la autora de esta nota), abrazan a Roganti momentos después de conocerse el veredicto que condenó a Sebastián Eve a 18 años de prisión |
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La semana del 7 al 11 de junio fue un resumen de dos largos años que comenzó a transitar la sociedad villamariense ese 14 de abril de 2008, cuando los cinco balazos que impactaron en el cuerpo de Alejandro “Caño” Roganti se convirtieron en una balacera a la honestidad, a la decencia y a los sueños de hacer política gremial, social o partidaria, desde un lugar donde se prioriza la necesidad del conjunto, la necesidad del otro, desde el lugar sencillo desde donde se generan las luchas por las necesidades y derechos de todos los que apostamos a la democracia, a la igualdad, a la inclusión social.
Y no fue casualidad ni impacto mediático lo que, antes de 24 horas, reunió a más de 70 personas en las instalaciones de ATE Villa María, que asistieron a la casi autoconvocatoria que se realizó por mensajes de texto y llamados telefónicos: “Lo balearon al ‘Caño’, ¿donde nos juntamos?” Y ATE, siempre puertas abiertas, nos cobijó a todos... radicales, peronistas, socialistas, comunistas, CTA, CGT, organizaciones no gubernamentales, asociaciones ambientalistas, Iglesia Evangélica, representantes de la Iglesia Católica, APDH, trabajadores de Prensa, docentes, empleados públicos, compañeros de Roganti, familiares, amigos...
Y no fue casualidad, digo, porque toda esa movilización la produjo el hecho en sí, pero fundamentalmente la víctima, un laburante transparente, honesto, apasionado militante de la vida, que desde la Unidad de Terapia Intensiva del orgullosamente nuestro Hospital Regional Pasteur, debatiéndose entre la vida y la muerte, nos siguió enseñando, nos hizo superar las diferencias ideológicas, partidarias, entendiendo que ser adversarios políticos no es ser enemigos, entendiendo que la unión hace la fuerza y que todos debíamos acompañar a los Roganti en el reclamo de justicia, un reclamo que fue sumando voluntades y acciones, sumando presencias de más de 35 entidades en reclamo del esclarecimiento del primer crimen político de nuestra ciudad, un reclamo por Roganti y por todos, entendiendo que todos pudimos o podemos ser Roganti.
La Justicia tiene sus tiempos, que muchas veces los ciudadanos comunes no entendemos; tiempos que generan ansiedad, desgaste, dudas... pero llegó el juicio a uno de los autores materiales, y fue contundente.
A pesar del “silencio de radio” -impuesto por sus defensores- que mantuvo el imputado, quedó clarísimo que fue “por encargo”.
Fue contundente, y el festejo no fue regado con champán, fue regado por lágrimas y graficado con abrazos, lágrimas de alegría, de impotencia contenida, de angustias largamente escondidas, abrazos que unificaron el “todos juntos somos más”. Y todos éramos todos, como debe ser, de todos los colores políticos, de todos los sectores sociales, y no sólo de Villa María, sino de la región, de Córdoba capital. Se descolgaron militantes y amigos para acompañar, con su presencia, el desarrollo del juicio y escuchar el veredicto, en el que tuvieron participación 12 jurados populares, y el veredicto, como el festejo, fueron unánimes.
Vamos por más, esperamos la segunda instancia, la de los autores intelectuales sentados en el banquillo de los acusados, pero esta vez con otras expectativas, más serenos, confiando y sabiendo que cuando la Justicia comienza a mostrarse en el camino, la acompaña la esperanza.
Vilma Perrachione
Asamblea Popular
Todos por la Justicia
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