Escribe: Pepo Garay
(enviado especial de EL DIARIO y Adiccra, desde Johannesburgo)
Desde lejos sí se ve. Como para que no. Un recinto impresionante, digno de Mundial. Es el Soccer City (o “La Calabaza” como lo conocen los locales), el estadio estrella de Sudáfrica 2010. Mañana, la selección nacional oficiará de huésped de honor, cuando desde las 8.30 de Argentina (13.30 de Sudáfrica) se enfrente a su par de Corea del Sur, por la segunda fecha del Grupo B.
Aquí, los pupilos de Maradona buscaran ratificar lo hecho ante Nigeria en esta misma ciudad el sábado pasado, y así poner un pie en la segunda fase del campeonato. Claro que esta vez, el entorno será diferente. Semejante coliseo merece un espectáculo futbolístico acorde a su calibre.
El FNB Stadium (nombre con el que se lo conoce formalmente, por las iniciales del First Nacional Bank, la empresa que lo auspicia) está ubicado en las inmediaciones del popular y legendario barrio de Soweto, no muy lejos del centro financiero de Johannesburgo. En los alrededores, se palpa el espíritu de un suburbio célebre a nivel planetario. Tan humilde como digno, Soweto fue el centro neurálgico de la lucha de los negros contra la apartheid. El estadio viene a honrar una de las principales pasiones de esa castigada raza: el fútbol.
Construido en 1987, fue totalmente remodelado para el Mundial. Es también conocido por haber sido escenario del primer discurso de Nelson Mandela en público luego de su liberación, uno de los momentos cardinales de la historia sudafricana reciente.
Pero esta Copa del Mundo lo hará seguramente más famoso. Como el Maracaná de Brasil ‘50 o el Azteca de México ‘86, el Soccer City tiene todo para convertirse en un templo mundialista. Con capacidad para 94.700 espectadores, es el recinto deportivo más grande de Africa. Tiene un diseño estupendo, inspirado en aspectos culturales y naturales del país y el continente. Y una mística propia de las grandes catedrales del fútbol. Cualquiera que lo vea de cerca estaría de acuerdo en ello.
Para mañana, se presume un lleno total. Las ganas locales de ver cualquier partido mundialista, y las expectativas creadas por el conjunto argentino, se suman al interés propio que genera la joya arquitectónica de Johannesburgo.
Messi y compañía, por su parte, esperan hacer del Soccer City su lugar en Sudáfrica. Y es que en el caso de ganar el grupo, Argentina volvería a jugar allí en octavos. Y si la racha continúa, regresaría el 11 de julio, para la gran final. Todavía falta, pero soñar no cuesta nada.
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