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Los hermanos Gustavo y Maximiliano Bertolotti, junto a Matías Vera, en el banquillo de los acusados. Ayer, luego de varias audiencias, los tres jóvenes de General Cabrera fueron absueltos por falta de pruebas |
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Tres jóvenes fueron absueltos ayer del crimen de una anciana y las torturas al esposo de ésta, cometidos en 2008, en la ciudad de General Cabrera, luego de que jueces y jurados populares, por mayoría, sostuvieran que a la investigación policial del caso le faltó “transparencia”.
Dos de los tres integrantes de la Cámara Segunda del Crimen de Río Cuarto y seis de los ochos jurados votaron a favor de la absolución de los hermanos Gustavo Ernesto y Maximiliano Jacobo Bertolotti, de 21 y 29 años de edad, respectivamente, y Matías Emanuel Verón, de 22.
El fiscal Jorge Medina pidió que los jóvenes fueran condenados por “robo seguido de muerte” en perjuicio de Dominga Rosso, de 70 años, y su esposo Anselmo Carrera, de 77.
A raíz del ataque, la mujer murió por asfixia y su esposo resultó gravemente herido.
Al pronunciar su alegato, Medina había solicitado 25 años de prisión para Verón y 26 para los Bertolotti.
Sin embargo, uno de los vocales del tribunal, Carlos González Castellanos, argumentó que “a la investigación policial le faltó transparencia”.
El juez sostuvo que en el proceso “surgieron varias dudas sobre cómo se llevó a cabo la investigación” y agregó: “Sólo teníamos indicios y no eran unívocos”.
González Castellanos dijo que “hubo quienes dijeron una cosa en la instrucción y otros cambiaron su declaración, tras afirmar que fueron golpeados por la Policía”.
También reveló que “uno de los tres jueces técnicos votó por condenar a los acusados”, en tanto que “seis jurados populares votaron por la absolución y sólo dos por la condena”.
s “Sin pruebas
concretas”
Tanto el abogado defensor de los hermanos Bertolotti, Mariano Torres, como el de Verón, Roly Valdivieso, habían pedido la absolución de sus respectivos clientes, indicando que no había pruebas concretas que de mostraran que ellos habían cometido el crimen.
Asimismo, indicaron que las dos pruebas técnicas que se habían realizado en la escena del crimen, ADN y el de las huellas digitales, no coincidían con las de los imputados.
Por su parte, la abogada de la familia Carrera, Soledad Nieto, sostuvo que “estas son las cosas que suceden cuando hay juicios por jurados”, y adelantó que cuando el 30 de junio se conozcan los fundamentos, los analizará y apelará el fallo.
En ese sentido, explicó que en estos casos “juegan elementos humanos y pueden ser influenciables por algunos de los magistrados y por los fundamentos que les pueden haber vertido”.
Nieto admitió que “fue un juicio complicado, porque las pruebas eran testimoniales y testigos se desdijeron, fueron amenazados, hubo temor y se trabajó bajo presión”.
Por su parte, el fiscal Medina admitió que “no había pruebas directas”, aunque consideró que la suma de indicios testimoniales determinaron quienes fueron los implicados.
“Había elementos graves, precisos, que llevaban a sostener la acusación. El tribunal debió haber realizado otra evaluación”, subrayó el acusador público, quien adelantó que va “a evaluar los argumentos para determinar si apelamos”.
“Vamos a evaluar los argumentos para determinar si apelamos”, sostuvo el acusador público, aunque manifestó su disconformidad.
Los acusados apuntaron al “armado de la causa” por parte del comisario César Seismandi y pidieron por Justicia para la familia Carrera.
“Soy inocente, se hizo justicia”, dijo Maximiliano Bertolotti, alias “Chamí”, tras el fallo y ratificó que el comisario Seismandi “armó la causa”.
Por su parte, Gustavo Bertolotti, apodado “Nene”, pidió “justicia para la familia” de la anciana asesinada.
Robo y torturas
El hecho ventilado en el debate ocurrió alrededor de las 23.30 del domingo 26 de octubre de 2008, en la casa del matrimonio Carrera-Rosso, sita en Bolívar 822, casi esquina San Martín de General Cabrera, donde tres delincuentes irrumpieron con fines de robo.
Los asaltantes, que estaban encapuchados y portaban armas de fuego, ingresaron por una puerta que comunica al patio de la morada y que da un terreno baldío.
Tras reducir a los ancianos, los ataron de pies y manos. Mientras Anselmo fue arrastrado hasta el baño, donde lo ataron al bidet, su esposa fue colocada sobre una cama y, para evitar que gritara, le colocaron una media en la boca.
Como no lograban encontrar el dinero que presuntamente tenía el matrimonio para pagar trabajos de albañilería realizados días antes, los delincuentes torturaron al anciano a golpes y echándole agua hirviendo sobre el cuerpo, al tiempo que la mujer sufría un paro cardiorrespiratorio provocado por asfixia.
Los malvivientes se llevaron alrededor de ocho mil pesos en efectivo y algunas joyas y dejaron maniatados a Carrera y su esposa, quienes fueron hallados recién al día siguiente por uno de los hijos del matrimonio. Para entonces la mujer ya estaba muerta y su esposo con serias lesiones en distintas partes del cuerpo.
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