Escribe: Pepo Garay
(enviado especial de EL DIARIO y Adiccra, desde Pretoria)
or estos días, la Embajada argentina en Sudáfrica se ha convertido no sólo en una sede diplomática, sino en un punto de reunión para muchos de los argentinos que vinieron a presenciar la Copa del Mundo.
En el 440 de Hilda Street, en Pretoria, el movimiento es constante. Desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, las camisetas albicelestes desfilan por escaleras y ascensores.
Están los que vienen a realizar algún trámite. Los que perdieron sus pasaportes u otros valores personales. Los periodistas que aprovechan las facilidades que brinda la sala de prensa. Y hasta los que se acercan a tomar mate y compartir el rato con sus compatriotas.
En pleno torneo, la relación entre el centro consular y el fútbol es directa. De hecho, la Embajada viene trabajando de manera conjunta con AFA desde principios de año, a partir de los trámites realizados para alojar a la selección en el predio de la Universidad de Pretoria.
“Nuestra tarea es asistir a AFA en todo este proceso, desde conseguir el alojamiento en la Universidad hasta brindarle a la selección todo lo que necesiten durante la Copa. Estamos en contacto permanente con ellos”, asegura a EL DIARIO el embajador Carlos Sersale di Cerisano, quien encabeza la delegación nacional en Sudáfrica desde hace cuatro años.
Pero aquí no sólo se trata de colaborar con Maradona y los suyos. Dada la gran cantidad de hinchas llegados al país, el trabajo se ha multiplicado. Para asistir a los ciudadanos argentinos (diariamente se reciben denuncias por robo, accidentes, pérdidas y problemas de índole burocráticos) la Embajada tuvo que contratar personal especialmente para el Mundial. También para recibir y clasificar las cartas y regalos que las fanáticas le envían a Lionel Messi.

Con acento villamariense

Entre los empleados consulares y administrativos, aparecen colombianos, chilenos, uruguayos y peruanos. Y muchos argentinos, claro. Con la experiencia de vivir en esta tierra por tiempo considerable resultan ser voces autorizadas a la hora de hablar de lo que representa este Mundial para los sudafricanos.
“El país es una fiesta. Venimos viviendo esto desde hace varios meses; la gente esta enganchadísima con el torneo y te lo contagia”, comenta Estefanía Ferreyra, una joven villamariense de 24 años que reside en Sudáfrica desde hace siete meses y que ingresó a la Embajada recientemente, para cubrir una suplencia.
Ferreyra, licenciada en Turismo y Hotelería, confiesa saber “poco y nada” de fútbol, aunque dice estar “muy emocionada” por la posibilidad de vivir el torneo desde el lugar de los hechos.
“Me encanta este país, como así también que sea la sede del Mundial. Es una experiencia única, estoy más que contenta de poder estar acá durante el torneo”, resalta.
Mientras Estefanía nos deja su parecer, los hinchas siguen entrando y saliendo y los teléfonos sonando. Así, a puro movimiento, se pasan los días del Mundial en esta casa albiceleste.