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Frases del escritor: “Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal”. “No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante.” |
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El prestigioso escritor portugués y premio Nobel de Literatura en 1998 José Saramago murió ayer a los 87 años en la isla española de Lanzarote, su morada desde 1993.
Tras lidiar contra una larga enfermedad respiratoria, el autor de "El evangelio según Jesucristo" y "Ensayo sobre la ceguera" (llevada recientemente al cine), falleció acompañado de su familia y su esposa, la traductora Pilar del Río. En 2007, Saramago, un ateo confeso, había padecido una grave neumonía tras lo cual escribió dos novelas, "El viaje del elefante" y su reciente "Caín". La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, recordó: "Fue un escritor arriesgado y sin concesiones, que supo mirar con su agudo sentido crítico muchas de nuestras llagas: la muerte, las guerras, los abusos del poder". En su país natal se han declarado días de duelo nacional.
Obra testimonial y brillante
Por:
Susana Giraudo
Escritora villamariense y descendiente de portugueses
Siempre he pensado, por conocerlo profundamente, que el pueblo portugués es un pueblo silencioso y reconcentrado. De esas dos verdaderas cualidades surge una literatura de gran proyección en el mundo. Camoes, Pessoa, Júdice, Andrade, Lobo Antúnes, Saramago entre otros, jalonaron el trayecto de la lusitanidad hecha palabra, con todo el sufrimiento producido por el fantasma de la miseria y el duro paso bajo la tiranía salazarista.
Y Saramago es eso, un portugués. Fue y es un rupturista del pensamiento que luego convierte en una literatura revulsiva y renovadora, una literatura de ideas. Siempre fiel al comunismo y a la vez crítico de los partidos de izquierda, sentía por nosotros una especial simpatía, viéndonos como un pueblo estoico, que, más allá de devaneos histórico-políticos, construye su cultura aprovechando legados de todo origen. Para conocer su profusa obra es necesaria una erudición saneada que nos ayude a comprenderla. Entre sus innumerables títulos se destacan “Tierra de pecado”, su primera novela “El evangelio según Jesucristo”, su obra más discutida, que le valió el repudio de la Santa Sede y el alejamiento de su tierra natal. Se afinca en Lanzarote, donde escribe el resto de su obra. “Todos los nombres”, una novela difícil de leer por la particular utilización del lenguaje, “Ensayo sobre la ceguera”, “Ensayo sobre la lucidez”, “Caín”, en la que redime al asesino de Abel, porque sostiene que Dios ha sido el autor intelectual de esa muerte, publicada en 2009.
En el año ´97 afirmaba: "Sólo soy alguien que, al escribir, se limita a levantar una piedra y a poner la vista en lo que hay debajo. No es culpa mía si de vez en cuando me salen monstruos". Este comentario lo pinta de cuerpo entero. Ha muerto un hombre que no pudo terminar su escuela secundaria y desempeñó oficios tales como cerrajero, mecánico, editor y periodista. Se fue el hombre cumpliendo el destino de todo hombre, pero nos queda una obra densa, valiente, testimonial y brillante.
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