|
|
|
|
|
|
|
El arquitecto que proyectó el Anfiteatro dice que nunca creyó que se convertiría en lo que es. En la otra foto, Invernizzi junto a miembros del CAS, desde donde apuesta a la formación |
|
|
|
|
|
“Algunos amigos me preguntan si siento celos cuando se habla del techado y la remodelación del Anfiteatro. Les respondo que no. Al contrario, me provoca felicidad, porque revela el éxito de nuestra idea.”
En dos momentos de la extensa entrevista que concedió ayer a EL DIARIO, el arquitecto Aldo Invernizzi pronunció esas palabras. Y se percibió su alegría por la obra que comenzó a realizarse en el escenario mayor de la ciudad, ese espacio que este señor, que hoy dedica parte de su vida a apostar a la educación de chicos con pocas oportunidades, ideó hace 45 años.
Invernizzi proyectó y levantó lo que hoy es un coloso de cemento. “Lo imaginé en ese mismo lugar y desde ahí pusimos manos a la obra. Hubo muchos obstáculos”, recordó.
“Se lo había propuesto 50 años atrás a (Isidro) Fernández Núñez y me respondió que estaba loco. El terreno era un basural, que el municipio había cedido a Bomberos. Nosotros llegamos a un convenio con los Bomberos porque no lo utilizaban. La oferta fue que nos dieran el espacio a cambio de la explotación del quincho y así fue”, explicó.
Se nombró a una comisión Municipal de Turismo, pero Aldo se preguntaba qué turismo podía atraer Villa María.
“Estaban de moda los festivales de Cosquín y de Jesús María y nosotros pensábamos algo similar. Empezamos a pedir fiado y a firmar documentos y así avanzamos. Nunca nadie nos dio nada”, reveló a este diario.
“Lo que recaudamos lo invertíamos. Tuvimos una colaboración total de la ciudad, desde un comienzo el público apoyó esto”, subrayó Aldo y detalló las condiciones precarias de maquinarias y elementos con los que comenzaron.
En el primer año instalaron tres mil sillas. Ya en el segundo había tres mil butacas. Y en el tercero se sumaron dos mil.
A la charla trajo recuerdos con Tito Suárez como compañero y lo que hacían en materia de luces y sonido. Sonríe. “Compramos ocho o diez columnas de 70 centímetros de alto con cinco parlantitos... al año siguiente ya crecimos un poco”, graficó.
El entrevistado recalcó que la idea original se basaba en un ámbito que sirviera para la práctica del deporte. “Allí se hizo un campeonato provincial de básquet y si mal no recuerdo (Gustavo) Ballas peleó por el título”, dijo.
La comisión estuvo integrada por Ernesto Barcelona, del Rotary Club; Juan Carlos Avalle, por el Centro Comercial, Ricardo Alvarez, de Cámara Junior e Invernizzi por el Club de Leones.
“Me río cuando me preguntan si tengo celos por lo que se hará hoy. Por favor, si este fue el sueño nuestro y lamento que mis compañeros de la comisión hoy ya no estén para verlo... Sólo quedé yo, parece que el diablo no me quiere llevar”, bromeó.
El ayer y el hoy
Invernizzi admitió que “no sabíamos nada del Festival. Fuimos a ver a la peña de Villa María y luego se agregó mucha gente. Siempre hubo espectáculos, algunos duraban una semana. Traíamos artistas de todos lados y peñas y había que pagarles el ómnibus y la comida. Fue todo un esfuerzo”, detalló.
“Nunca barajé otro lugar para construirlo. Era ése o ninguno. Recuerdo que el entonces intendente dijo: ‘el que quiere pachanga que le cueste’.”
Aldo confesó que “jamás” pensó que su idea se convertiría en lo que es y será: un emblema de la ciudad.
A los siete años de la fundación lo cedieron a la comuna. ¿Por qué? El dice que no quería caer en el desgaste absoluto.
“No se puede vivir eternamente en una cosa. Me dije: que esta mochila la cargue otro. Siempre puede haber alguien que haga las cosas mejor y por eso lo cedimos”, apuntó.
Tras lamentarse nuevamente de que sus compañeros de entonces no puedan ser testigos de la remodelación, avaló los cambios.
“Todo se va renovando. Si nosotros con precariedad y pocos recursos hicimos lo que hicimos, ahora debe hacerse mucho. Es magnífico lo que van a hacer y me pregunto: ¿Quién tiene un auto durante 45 años y no lo cambia?”, consideró.
Y concluyó: “Siempre fue la idea techarlo, especialmente para el deporte y hoy la ciudad está muy fuerte en ese sentido”.
Su mente puesta en las escuelas
Aldo habló con EL DIARIO en el Club Argentino de Servicio (CAS). A través de esta casa, apuesta junto a sus pares a la educación de muchos chicos.
“Hemos llevado al Festival de Peñas a chicos de las escuelas de frontera, que en su vida había visto algo similar”, indicó.
“Tenemos 14 escuelas de frontera en los límites del país, a las que asisten más de 3.500 chicos. Y hay jóvenes en la Universidad Nacional de Villa María y en la UTN. El CAS dedica todo a la educación”, destacó.
Invernizzi adelantó además que hay varios planes para que puedan cursar carreras cortas a distancia.
Diego Bengoa
Otras notas de la seccion Locales
Olaviaga y Bedano en el racimo de opciones
Los comicios marcados por la presencia de Zannini y Cavagnero en las boletas
"Ya no es factible sostener la imagen de familia dominante"
Entusiasmo y aprendizaje: lo que dejó la Feria de Ciencias
"Cada vez más niños se involucran en la ciencia"
|