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Jugadores, cuerpo técnico y simpatizantes de River celebran el título en Ticino |
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Escribe:
Diego Pellegrini h
River le puso el broche de oro a su gran semestre. El equipo de la banda roja logró alzarse con el título del torneo Apertura y festejó por partido doble, primero por el ascenso y luego con el campeonato.
Eran muchos años los que habían pasado desde la última gran alegría. En 1994, River se consagraba campeón y luego tendrían que transitar casi 16 años para el próximo festejo.
Si bien es cierto que este club estuvo acostumbrado a ganar títulos de primera división (tiene siete campeonatos) en el inicio de la década del sesenta, hubo un lapso en donde la suerte le fue esquiva y las emociones desaparecieron.
Pero el equipo conformado por Jorge Negrette pudo romper el maleficio de la sequía y la vuelta olímpica nuevamente fue para el millonario de la Liga Villamariense.
La División B tiene a su rey. Es este River lleno de juveniles que logró conformar un grupo homogéneo, con algunos jugadores de experiencia que apuntalaron a los más chicos.
Siempre trató de ser un equipo prolijo, intentando con la pelota por el piso y ordenado tácticamente, con vocación ofensiva, pero con una defensa respetable, con cuatro partidos con la valla invicta y otros cuatro con sólo un gol en contra, de los 12 encuentros totales.
Ayer las cosas a River no le resultaron tan fáciles, pese a que enfrentaba a un Atlético Ticino de capa caída, con casi nada en juego.
El partido se dio parejo, con un primer tiempo de trámite aburrido, con situaciones de peligro tibias hasta la apertura del marcador, allá por los 41´ de la etapa inicial.
El local tuvo el aporte en ofensiva de Gonzalo Bertola y, a partir de las apariciones del juvenil, el panorama para los pupilos de Jorge Molina mejoraba. Pero la soledad del rubio no alcanzaba y entonces Pedro Mancilla, el portero del campeón, respiraba con tranquilidad. Sólo un desborde de Leandro Freytes que terminó con un cabezazo débil de Bertola, y una “carambola” que dio en la espalda de Matías Bettiol y que por poco entra, fueron las primeras ocasiones de peligro.
El visitante dependía de lo que hacía Marcelo Orellana junto a Gino Tais por izquierda y Víctor Olmedo por derecha. Ellos intentaba conectarse con la dupla de delanteros Santunione-García, pero lo hacían de a cuenta gotas.
A pesar de eso, Martín García tuvo un par de derechazos peligrosos antes de los 10’ y un frentazo claro (31´), que se fue por sobre el horizontal, cuando promediaba la etapa.
Ticino no podía. Alan Páez era otro de los valores que intentaba, pero en soledad no alcanzaba. Porque supo ganar alguna que otra pelota parada, pero los suyos nunca pudieron aprovecharlo.
Entonces, parecía que el primer tiempo terminaría en “pardas”, pero a los 41’ llegó la primera alegría villamariense: Francisco Santunione apareció en posición de “enganche” y se encontró con un perfecto pase a García. El nueve, dentro del área, dominó y remató ante la salida del arquero Trecco, pegado al palo derecho. Golazo y arriba River 1 a 0.
La historia que siguió desarrollándose en el complemento tendría una roja inesperada a Gino Tais, a los 5’, por doble amarilla. Esta situación dejaba diezmado a los visitantes y en una posición inmejorable al local.
Pero por contrapartida a lo que todos imaginaban, en el primer ataque que pudo hilvanar, River festejó el 2 a 0. Fue a los 13’, cuando el recién ingresado Martín Ledesma (entró por el lesionado García), recuperó una pelota que parecía que salía y, con un centro corto, encontró a Orellana, para que el ex Ticino la empujara al gol.
Alegría y emoción para todo River, el título ya no se les podía escapar.
Golpeado y con pocas fuerzas, Atlético empezó a controlar el balón para ver si lograba el descuento. Entonces, se instaló en campo contrario y comenzó a crear situaciones de gol.
River lucía sólido en defensa y parecía invulnerable, pero cuando nadie lo esperaba, Damián Moyano (tenía que cerrar detrás del segundo central) erró y le dejó la pelota servida al gol para que Gonzalo Bertola coloque el 1-2.
Ese tanto le dio vida a los locales y, entonados por el descuento, tuvo quince minutos para el infarto, en los cuales casi anotan Bertola, Freytes, José Díaz y Pablo Murrasano.
Al fin y al cabo, nada pudo con este River que, aguantando con uno menos, esperó el pitazo final, para desatar esa alegría contenida por toda una hinchada que tuvo que esperar una década y media para emocionarse.
La figura
Gonzalo Bertola fue el más desequilibrante del cotejo, apareciendo por la banda derecha. El volante tuvo un gran primer tiempo y en el complemento se anotó en el marcador. En la visita se destacó Marcelo Orellana.
El árbitro
Claudio Aldecoa tuvo un partido aceptable, aunque por momentos dejó pasar algunas infracciones merecedoras de amarilla, que opacaron su actuación. Bien en la roja a Gino Tais.
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