Minutos antes que la selección argentina de fútbol convirtiera el primer gol ante su par de Grecia, muy poca gente circulaba por las calles de la ciudad. Todo era silencio, y la atención estaba puesta en los televisores. Así, en toda la ciudad.
De pronto, en la calle General Paz al 300, más exactamente en el edificio de Tribunales, al lado de la Comisaría, se escuchó una explosión. Había estallado un vidrio de la puerta principal del Palacio de Justicia y por el agujero salieron tres jóvenes que llevaban carpetas bajo el brazo. Corrieron en dirección a calle La Rioja.
Al lado, en la oficina de la Comisaría que da a la calle, un grupo de uniformados seguían expectantes el desarrollo del partido, ajenos a lo que ocurría a pocos metros.
Unos vecinos que fueron testigos del hecho, alertaron a los gritos a los efectivos: “Se están escapando, se están escapando. Robaron al lado, en Tribunales”, gritaron a voz en cuello hasta que fueron oídos por los policías.
Dos agentes, un hombre y una mujer, fueron los primeros en reaccionar, ganar la calle y salir, a toda velocidad, tras los jóvenes que se daban a la fuga.
No tardaron los demás efectivos en sumarse al operativo.
Poco después, los tres sujetos fueron aprehendidos.
Ni la Jefatura de Policía ni los fiscales brindaron una versión oficial de lo ocurrido ayer por la tarde, a plena luz del día, en el Palacio de Justicia de esta ciudad, de modo que resultó imposible saber a qué causas pertenecían los expedientes supuestamente sustraídos ni si los mismos fueron recuperados.
Acaso hoy existan más presiciones sobre el particular.

s ¿De dónde
salieron?

La primera pregunta que tanto este cronista como los ocasionales testigos del episodio se hicieron una vez que todo hubo pasado y mientras la Policía y el fiscal Daniel Del Vö trabajaban en el lugar del hecho, fue: ¿de dónde salieron estos tres jóvenes?
La respuesta llegó poco después, pero no de manera oficial. Se trataba de tres muchachos que estaban alojados en los calabozos de la Comisaría e, inexplicablemente, lograron huir durante el partido. Al menos uno de ellos había sido detenido el lunes por la noche. Fue identificado extraoficialmente por la Policía como Enry Zabala, de 20 años, quien estaría involucrado en un hecho perpetrado el lunes por la tarde. Este dato también fue suministrado de manera extraoficial.
En tanto, de los otros dos, nada se ha podido saber ni oficial ni extraoficialmente, hasta ahora.

s Un hecho
relacionado

Según fuentes policiales, Zabala había sido arrestado la noche del lunes, acusado de un hecho de robo perpetrado en perjuicio de Fabián Javier de La Iglesia en el barrio San Juan Bautista y de amenazas y lesiones leves en perjuicio de Lucía Lorca, domiciliada en Maipú 151 de barrio Ameghino donde, aparentemente, siempre según la versión policial, Zabala irrumpió en horas de la noche.
En esa morada habrían detenido al sospechoso, quien tenía en su poder “bolsas que en su interior contenían distintos elementos que habían sido sustraídos horas antes”, señaló el parte de prensa.
Así es entonces cómo llegó el muchacho al calabozo.

s Madre
preocupada

Un cronista de este medio llegó anoche a los Tribunales con la intención de recabar más información sobre lo ocurrido durante la tarde, pero tanto el fiscal Daniel Del Vö como los funcionarios policiales de mayor jerarquía - entre ellos el propio comisario Mayor Daniel Ferreyra, jefe de la Departamental San Martín - se encontraban abocados de lleno a la investigación del hecho, por lo que no hicieron manifestaciones públicas.
Tampoco se permitió el acceso de los fotógrafos para que pudieran registrar el estado en que se encontraba la puerta que comunica la Comisaría de Distrito y el Palacio de Tribunales.
No obstante, una mujer se acercó al periodista y se registró entre ambos el siguiente diálogo:
Mujer: - ¿De dónde es usted?
Cronista: - De EL DIARIO
M:- Yo soy Norma Villarruel, la madre de Enry Zabala, uno de los chicos que se escapó. Acabo de enterarme de lo que pasó. Lo habían detenido anoche (en referencia al lunes).
C: - ¿Por qué?
M:- Por violencia familiar.
La mujer comenzó a llorar, visiblemente preocupada.
C - ¿Qué ocurre?
M - ¿Cómo le van a dejar la puerta del calabozo abierta? Si ellos saben que se les escapa. Ya se les escapó una vez cuando era menor. Es un chico que tiene problemas, no es para dejarlo así.
C: - ¿Usted insinúa que les dejaron la puerta de los calabozos abierta a propósito?
M:- Sí, durante el partido... Yo tengo miedo. Yo sé que le van a pegar... para eso quieren que se escape, para fajarlo.
C: - ¿Y ahora adónde está su hijo?
M: - En el Hospital. ¿Para qué lo llevaron al Hospital?

El episodio podría calificarse cuanto menos de insólito. Y la verdad, deja varias dudas y puntos que, seguramente, se irán aclarando con el correr de las horas, una vez que la Policía y la Justicia logren dilucidar cómo se sucedieron verdaderamente estos singulares acontecimientos.