La millonaria inversión prometida por la empresa americana Innviron para transformar los residuos en energía, enciende cada vez más la llama de la polémica.
Concejales apresurados para levantar la mano, algunos arrepentidos con el transcurso de los días (Ricardo Pereyra es uno de ellos), ambientalistas preocupados y organizaciones sociales que han comenzado a moverse lentamente para estudiar a fondo la cuestión y que “la basura, si la hay, no termine bajo la alfombra” es el panorama del momento.
“Es un tema tan importante que el zorro no puede cuidar las gallinas.” La frase fue dicha ayer por el dirigente de la CTA, Jesús Chirino, al finalizar una reunión en la sede gremial, precisamente para analizar la parte “residual” de la presentación con bombos y platillos que hizo el Ejecutivo, junto a las máximas autoridades de la firma que tiene su casa central en Estados Unidos pero un pie en Buenos Aires con una sociedad que está encabezada por un conocido dirigente del Partido Justicialista, Jorge Franco.
Las palabras de Chirino fueron una manera de referirse a “expresiones de los funcionarios que parecen hablar por boca de la empresa” y no demuestran tener un conocimiento detallado sobre la modalidad que utilizarán para lograr su cometido.
Las personas que se encontraron ayer en Catamarca 1044, prefieren moverse con cautela y leer distintos documentos relacionados con el sistema impulsado por Innviron y que requiere una inversión, según anunciaron, de cincuenta millones de dólares.
Justamente, ayer los estudiantes, docentes, referentes gremiales y de la VACAP se distribuyeron un escrito que contiene un estudio de casos de incineración, funcionamiento de las tecnologías, pirólisis, y plasma en Europa, Asia y Estados Unidos.
Otra de las actividades llevadas a cabo por este grupo en el encuentro de la víspera, fue la lectura de la carta enviada por Greenpeace sobre el particular y que fue publicada por nuestro matutino.
En la misiva, la organización ecologista expresó “su preocupación por el proyecto” recordando que "internacionalmente se reconoce que las plantas de incineración, incluidas las plantas de gasificación como la que utiliza Innviron, emiten sustancias tóxicas persistentes al ambiente que afectan la salud; tienen baja eficiencia en términos de recuperación de energía y emiten Gases de Efecto Invernadero (GEI); compiten con los programas de reciclaje y de reducción en la generación de desechos y producen gastos desproporcionados e injustificados a las ciudades o los municipios".

@ Muchas dudas...

“Tenemos dudas, uno de los documentos que estamos analizando cuenta cómo la industria presenta ‘algo diferente’ cuando en realidad es una simple incineración de basura”, precisó Chirino consultado por nuestro matutino al término de la reunión.
¿Hablaron con algunos concejales?, preguntamos. “No, no hemos hablado con los concejales, lo bueno sería pedirles el proyecto que considero no alcanzaron a estudiar”, dijo el sindicalista con cierta ironía teniendo en cuenta que en veinticuatro horas los doce legisladores levantaron la mano para aprobar la millonaria propuesta pintada por la empresa que generará “sesenta puestos de trabajo” y será un paso para la “independencia energética de la ciudad” (según el intendente Eduardo Accastello).
“Una planta de tratamiento de basura, la apoyamos. Lo que no apoyamos es una planta generadora de cáncer. Lo que hacemos es en defensa de la salud de la gente”, dijo el sindicalista agregando que Raúl Montenegro, un reconocido ecologista cordobés invitado por el Eninder a una charla sobre ambiente, también expresó su preocupación por este proyecto.
Cabe recordar que Innviron tiene una fuerte resistencia en Río Cuarto, donde no fue aprobada aún su instalación. Una movida similar a la de Villa María se está dando en Córdoba capital. La idea es reunir a la “resistencia” para seguir evaluando las posibles consecuencias de la iniciativa.