El Grupo Empresarial Paviotti organizó junto a Euro Sur un curso de capacitación de tanatopraxia, una ciencia de la preparación del cadáver para demorar los efectos de la descomposición. Arrancó el jueves, continuó ayer y sigue hoy, aunque además hay dos seminarios, que se concretarán el 28, 29 y 30 de junio.
Para tal ocasión, llegó a Villa María el francés Jean Monceau, un reconocido tanatopractor con 27 años de trayectoria y un fuerte prestigio internacional.
Monceau aplicó la técnica en cadáveres como el de Lady Di, el bailarín ruso Rudolf Nureyev, el biólogo Jacques Cousteau, la actriz estadounidene Bette Davis y líderes políticos de Asia, Africa y Europa.
“La muerte es parte de la vida. Yo creo que los padres o los docentes deberían dialogar con los chicos sobre la muerte, para que no la vean como algo que les cause temor”, dijo ayer al dialogar con EL DIARIO, tras una conferencia de prensa que brindó en la Casa Paviotti, en la que estuvieron presentes Juan y Rubén Dellavedova -de la prestigiosa cochería- y Armando García.
El francés explicó que la técnica consiste en inyectar un producto conservante diluido en un ser vivo arterial para hacer desaparecer la cianosis, las marcas que afectan al tejido y la piel.
Asimismo, dijo que “no existe lo que la gente conoce como embalsamamiento, lo que nos recuerda a los egipcios y los incas”. Añadió que no hay extracción de vísceras, hecho que está prohibido en Europa.
A pesar de ser buscado por los medios de todo el mundo por haber intervenido en la conservación del cuerpo de la princesa de Gales fallecida en 1997, subrayó que “no hay distinción entre celebridades y los que no lo son. En todos los casos se trata de cuerpos”.
Luego, advirtió que “lo pasé mal” en el caso de Lady Di, “porque me causó un montón de problemas”.
“Trabajé para reyes, presidentes, pero en este hecho fue una investigación de cinco años, en los que soporté preguntas muy inadecuadas. No es que quisimos enmascarar algún hecho”, destacó.
En tanto, confesó que no podría actuar en el caso de sus seres queridos, por una cuestión de dolor (sentimientos). “Nunca he tocado a un familiar. No puedo, es imposible. Tengo amigos que lo hacen. Es medio difícil”, admitió.
El profesional puntualizó que fuera de su entorno íntimo, no hay excepciones. “Este es un trabajo para mí”.
Asimismo, explicó que salvo por enfermedades infecciosas, siempre puede actuar, más allá de que por la magnitud de un accidente -por ejemplo- se imposibilite armar un cuerpo.
Monceau sostuvo que la demanda de este servicio abarca a todas las clases sociales y que hay casos en que la Justicia pide que se aplique la técnica, ya que permite una investigación a largo plazo. Precisó que en Francia hay actos de tanatopraxia en el 54% de los decesos.
En el país, según estimaron quienes dieron la conferencia, hay cerca de 60 profesionales de este tipo. Paviotti ya brinda el servicio, a 700 pesos.