Escribe: "Pepo" Garay, desde Johannesburgo
(enviado especial de EL DIARIO y Adiccra)

Se presentía. Para algunos, estaba cantado. Otros, sencillamente, lo sospecharon desde un principio. En los pronósticos previos, la apuesta más popular hablaba de Argentina y México cruzándose en octavos. Reeditando el duelo de Alemania 2006, en la misma instancia que entonces. Y se cumplió nomás. Hoy, a partir de las 15.30 (hora de la Argentina), los dos viejos conocidos se volverán a mirar las caras. Será en Soccer City, en las afueras de esta ciudad de Johannesburgo. Con entradas agotadas desde hace varios meses y mucha expectativa puesta en el asador, ambos se juegan el pellejo en busca de los cuartos de final.
No será una tarea fácil para los de Maradona, se sabe. Los aztecas ostentan credenciales como para encender la alarma. Un equipo que viene jugando junto desde hace buen tiempo, con un técnico prestigioso y de vasta experiencia. Y que con figuras de la talla de Rafa Márquez, Cuauhtémoc Blanco y Javier Hernández, genera preocupaciones a varios niveles.
Pero más allá de esas virtudes, México contará con un plus fundamental en la búsqueda del pasaje a la siguiente ronda: su gente. Los norteamericanos son una de las hinchadas más numerosas del torneo. En Johannesburgo se los ve desfilando a todas horas y en todo lugar, con sus camisetas verdes y atuendos característicos. Sombreros típicos, máscaras de personajes de lucha libre (una religión en la tierra del tequila) y trajes del Chapulín Colorado, se reparten en estadios, bares y centros comerciales. Siempre atentos a lo que pasa en los alrededores, hacen notar su presencia en el Mundial. Por su simpatía, o por lo contagioso de su legado cultural, nunca pasan desapercibidos.
Según cálculos de los organizadores, unos 40 mil mexicanos se han hecho presentes en Sudáfrica en lo que va de la copa. La cifra sorprende pero al mismo tiempo se ampara en la lógica. En un país de más de 100 millones de habitantes, con una economía fuerte y un pueblo fanático del fútbol, todo se reduce a proporciones.
Durante los tres partidos disputados en primera ronda, mostraron en las gradas no sólo colorido, sino también un fuerte protagonismo. Inclusive frente a Sudáfrica, con un país en contra, se hicieron notar. Ante Francia y Uruguay, directamente fueron locales. En Polokwane, donde se enfrentaron con los galos, locales y foráneos se quedaron impresionados. Ni siquiera los argentinos, llegados en gran número a la capital de Limpopo para el partido con Grecia, pudieron igualar la revolución causada por los hombres de verde. Literalmente, coparon la parada.
Al igual que lo hicieron en aquel duelo de Leipzig en 2006, para hoy se espera que superen ampliamente a los argentinos en el estadio. Igual, la parcialidad albiceleste cuenta con una ventaja considerable: el favoritismo que muestran los locales por los nuestros, corporizado en apoyo permanente. Si bien los partidos se deciden en el verde césped, el público probablemente tendrá un rol importante durante el encuentro de esta noche sudafricana. Será un interesante duelo de tribunas al que también habrá que prestarle atención.