Un hombre nacido en Oliva, pero domiciliado en el Gran Buenos Aires, fue condenado ayer por la Justicia villamariense por dos hechos registrados hace poco más de cuatro años en la zona rural de Pampayasta Norte.
Se trata de Sergio Daniel Puyo, quien recibió una sanción de dos años de prisión de ejecución condicional -es decir, en suspenso- tras ser declarado autor del delito de “encubrimiento reiterado”.
Puyo, de 48 años de edad, llegó a juicio imputado como presunto coautor de “abigeato” y “hurto” por la sustracción de varios lechones, conejos y aves de corral, pero durante la audiencia de debate negó haber perpetrado los atracos. Sin embargo, admitió que recibió dichos animales, por lo que se cambió la calificación legal en pleno proceso.
El primero de los hechos por los que estaba acusado se registró el 24 de noviembre de 2005, cuando autores ignorados ingresaron al campo de Guillermo Damián Bessone luego de romper el alambrado perimetral.
Tras violentar la cerradura de un corral de cerdos, los ladrones se apoderaron de 10 lechones chicos, los cargaron en un carrito y los llevaron hasta un potrero, donde finalmente los subieron a un automóvil Fiat 125 en el cual se dieron a la fuga.
El segundo hecho se produjo al día siguiente, cuando los “amigos de lo ajeno” ingresaron ilegalmente al campo de Juan Alberto Gatti, ubicado en cercanías de Capilla Garzón, en inmediaciones de Pampayasta Norte, y se llevaron 45 aves de corral (gallinas, pavos y pollitos) y 30 conejos.
Al igual que en el atraco anterior, los delincuentes huyeron en un Fiat 125.
Durante la investigación de los hechos, la Justicia determinó que el vehículo era propiedad de Puyo, luego de lo cual le imputó los delitos antes consignados y ordenó su detención, aunque no pudo ser localizado sino hasta el 26 de febrero pasado.
Al parecer, durante todo este tiempo el imputado se radicó en la localidad de Talar de Pacheco, en el norte del conurbano bonaerense, donde estaba trabajando como empleado de una gomería. Durante su ausencia, fue declarado prófugo de la Justicia.
Pero cuando regresó a la ciudad de Oliva, Puyo fue inmediatamente detenido y quedó a disposición del fiscal interviniente, que tuvo que desempolvar el expediente mediante el cual se tramitaba la causa por ambos atracos rurales.
En la sentencia, la camarista Silvia Saslavsky de Camandone absolvió a Puyo por el “abigeato” (un delito que tiene una pena de tres a ocho años de prisión cuando se sustraen cinco o más cabezas de ganados mayor o menor), pero lo condenó a dos años de prisión en suspenso por “encubrimiento reiterado”, al tiempo que ordenó su inmediata libertad.
De este modo, el vecino olivense permaneció entre rejas cuatro meses y dos días. Asimismo, pudo saberse que registra antecedentes penales, pero no son computables por tratarse de hechos de vieja data.
Además de la magistrada, intervinieron en el juicio oral y público el fiscal Francisco Márquez y el abogado villanovense Jorge Bustos (ejerció la defensa de Puyo), mientras que el secretario actuante fue Roberto Jue.
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