Señor director:
He leído una nota en un importante diario de circulación nacional sobre los hijos adoptivos y la utilización de Facebook. Empezamos mal desde el título. Quienes buscamos, y el caso de Mauricio al que hace referencia dicha nota, no fuimos adoptados sino anotados como hijos propios: apropiados.
Mauricio fue uno de los pocos casos que contó con suficientes datos y sus padres de crianza que lo acompañaron en la búsqueda.
La mayoría de los casos que se vuelcan a las redes sociales no poseen ningún dato concreto. Los adoptados tienen un expediente; es más, de acuerdo a lo que lean, puede ocurrir que ni siquiera se interesen por encontrarse con esa madre o familia biológica.
El Estado debería ocuparse realmente del tema, contener y mediar. Facebook es exponerse y generar muchas ilusiones.
Entrando en la red (Internet) y poniendo en el buscador “identidad”, observarán que hay personas que se expresan con mucho sentimiento sobre buscar a su madre, tal vez porque no fue buena su relación con la familia de crianza (no adoptiva legal) y la realidad es que no sabemos lo que pasó, hay mucha fantasía sobre haber sido robados cuando la realidad puede ser otra muy distinta. Partamos de la base que en la mayoría de los casos fuimos bebés no deseados.
Vuelvo al caso de Mauricio, que es al que se hace referencia en la nota. La madre quiso verlo y él reaccionó bien; no todos lo harían ante un “fuiste un accidente”. Es una respuesta dolorosa.
Recurrir a Facebook o a Internet en general, forma parte de la desesperación de las personas a las que el Estado les cierra todas las puertas.
Los apropiados no tenemos un expediente de adopción para consultar y no existe en todo el país una oficina del Estado que se ocupe, de manera completa, de nuestras búsquedas (derecho humano universal).
Necesitamos que se consulten los archivos de los hospitales, bases de datos varias, que se investigue y se nos arme ese expediente que nunca tuvimos para conocer nuestra historia de origen. Recién entonces sabremos si queremos, o no, encontrarnos con esa familia biológica. Y pensar también en esas madres, que tal vez nuestro nacimiento fue un hecho traumático para ellas y se las está exponiendo también.
Es necesario manejarse con respeto y prudencia para todos los involucrados.
Como dice aquella nota, la contención es necesaria e Internet es un arma de doble filo.
A los periodistas les pido que utilicen las palabras correctas. En nuestros casos son fundamentales y hacen a la diferencia. No somos adoptados, somos apropiados.

Graciela Palma, ciudadana sin identidad
DNI 16496527
palmagraciela@gmail.com