Con una numerosa concurrencia y un profundo dolor, ayer se despidieron los restos de Carlos “Tito” Barrera, quien falleció, a sus jóvenes 39 años de edad, el último martes tras una operación, generando una congoja profunda en el ámbito del fútbol local.
El gordo “Tito” dejó, tanto en la Liga Villamariense como en el Fútbol Comercial, una huella imborrable en todas las personas que pudieron conocerlo. Muy especialmente en su querido San Lorenzo de Las Playas, como así también en Asociación Española, entidad que le abrió sus brazos en lo que fue su introducción en el “fútbol de la Liga”.
“Tito”, sin dudas, será un extrañable amigo porque siempre se caracterizó por su buen corazón y sus lazos de amistad con todos, y los hechos lo confirman, ya que fue elegido, en el curso de técnicos que encabezó Héctor Arzubialde, como el mejor compañero, un premio muy merecido y el cual lo llenó de orgullo en su momento.
A su vez, en su vida laboral fuera de la pelota, también cosechó pergaminos elogiables, a tal punto que el martes, tras conocerse su muerte, en el Mercado de Abasto se realizó un minuto de silencio en su honor.
El destino provocó que se nos fuera rápidamente, pero siempre quedará en el corazón de Las Playas, en el fútbol de los sábados, de los domingos, y en especial, de todas las personas que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Su paso en la vida no fue en vano y ese es el mayor orgullo para su familia, pero también la mayor tristeza. Hasta siempre “Tito”, hasta siempre amigo.
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