Escribe:Pepo Garay
(enviado especial de EL DIARIO y Adiccra, desde Johannesburgo)
El tema de la discriminación, delicado y sensible como pocos, ha acompañado la historia sudafricana desde los albores de la Patria. La relación entre negros y blancos es un tópico recurrente y forma parte del carácter de la Nación del arco iris. El Mundial, que lejos está de reducirse a lo que ocurre adentro de las canchas, también se ve influenciado por aspectos como éste. Indagando en aquellos menesteres, EL DIARIO reunió a dos amigos, un hombre negro y una mujer blanca, para echar más luz sobre el panorama. Sudafricanos ambos, nos dejan su parecer.
“El Mundial viene a respaldar la idea de que el color de nuestra piel no tiene importancia a la hora de relacionarnos como personas. Nos ha ayudado mucho para afianzar el proyecto de país que anhelamos. Es increíble lo que un evento deportivo puede hacer en la sociedad. La Copa en Sudáfrica es el mejor ejemplo”, comenta Daianne Mc Alpine, de raza blanca, empleada de la organización ecologista Greenpeace.
Por su parte, Bekithemba Luphahla, de raza negra y empleado de una empresa de seguridad, observa: “Con el Mundial estamos hablando todos el mismo idioma. La Copa ayuda porque nos une como nación. Gracias al poder del fútbol dejamos las diferencias de lado y todos empujamos para la misma dirección. No sé qué va a pasar de acá a tres meses, cuando la gente comience a olvidarse del torneo. Pero que ha ayudado a juntarnos, de eso no quedan dudas”.
Sin embargo, de la boca de Bekithemba no sólo salen rosas: “En general, yo creo que la situación va mejorando con el paso de los años. Pero también es cierto que todavía hay mucha gente que discrimina sólo por pertenecer a razas distintas. Eso me provoca dolor, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. No tengo el poder para cambiarlo ni quiero hacerme daño en el intento”, señala. Treinta y cinco años de vida, muchos de ellos transcurridos bajo el régimen del apartheid, respaldan sus palabras. “Algunas personas todavía no te respetan, ni te escuchan y te tratan como basura. No entienden que somos todos iguales. Dios no elige”, agrega.
La pelota vuelve ahora a Daianne: “Es cierto. Sin dudas que la situación no es perfecta y que todavía existe esa gente que discrimina y que trata a los negros como seres inferiores. Todos lo sabemos. Pero para mí esos sentimientos van a ir muriendo con las generaciones futuras. Los jóvenes no queremos saber nada con enfrentamientos, cualquiera lo puede ver. Soñamos con una nación en paz y armonía para todos, donde la diversidad esté garantizada”. Para esta joven de 24 años, el país “no sería nada” sin esa pluralidad racial.
A pesar de que en Sudáfrica el fútbol es seguido principalmente por negros, la mayoría de los blancos se ha comprometido fuertemente con este Mundial. En las calles, las camisetas amarillas de los dueños de casa visten pieles de todos los colores. Ahí no hay raza que valga.
Tras el 11 de julio, la Copa abandonará Sudáfrica. Queda claro que como legado, dejará mucho más que goles.
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