Escribe: Pepo Garay
(enviado especial de EL DIARIO y Adiccra, desde Johannesburgo)
Quién no lo pensó. “Acá tendríamos que estar nosotros.” Tendríamos. Pero no. Están otros. Están los alemanes. Están los españoles. Por algunos errores ajenos. Pero más por méritos propios. Las dos selecciones europeas se cruzarán hoy en esta ciudad para dirimir al segundo finalista de la Copa del Mundo. Durban palpita la previa de uno de los partidos más esperados.
El escenario es el Moses Mabhida, un espectacular estadio con capacidad para 70 mil espectadores, especialmente construido para albergar el torneo. Belleza arquitectónica, su monumental fisonomía se ve coronada con un arco que lo cruza de punta a punta y que lo distingue de cualquier otro santuario deportivo. En sí mismo, conforma una postal deslumbrante, que se ha convertido en un emblema de Sudáfrica 2010. Más allá de las controversias que rodearon su construcción, hoy los anfitriones se muestran orgullosos de mostrarlo al mundo. Basta con verlo de cerca para darse cuenta por qué.
Mientras Durban se prepara para despedirse del Mundial, los hinchas del Viejo Continente revientan las reservas hoteleras. Ibéricos y teutones siguen llegando desde el norte para alentar a su equipo, entusiasmados por las actuaciones recientes. Con ambos perdiendo un partido en primera ronda, varios los daban por muertos. Inclusive muchos sudafricanos. Pero la torta se dio vuelta una vez más y ahora los dos lideran cualquier candidatura popular.
Los españoles parecen particularmente exaltados. Con rojo furioso adornan el semblante de Durban, llevando alegría y cantos de dudoso atractivo. “A por ellos oh oh”, es el más conocido. Pero este Mundial también trajo innovaciones como “Fernando Torres, oh oh Fernando Torres”, al ritmo de Guantanamera. Las creaciones musicales de los muchachos peninsulares despiertan la risa del auditorio.
Quienes no tienen tantas ganas de reír son los argentinos. Los que quedan deambulando por la capital de Kwazulu-Natal, se andan escapando del fútbol. Como el lobo tras perder una batalla, lamen sus heridas a pura resignación. Ya no se escucha el “Vamos vamos Argentina”. Ya no se escucha nada. Para la mayoría sólo quedan paseos turísticos. Y ganas de volver. Ahora, los dueños de casa no dicen “Argentina va salir campeón” cada vez que divisan una casaca albiceleste. La frase ha trocado por un sentido y cordial “lo siento”. Los alemanes, en cambio, siguen con su afán por gastar a nuestros compatriotas. Es parte del folclore del fútbol. Bien lo han entendido.
Pero en estas latitudes ya poco se habla de la selección. Fieles al exitismo que mostraron durante toda la Copa, los locales están únicamente concentrados en el rojo, el amarillo y el negro. Aquí, la inmensa mayoría zulú ha repartido su apoyo a los dos contrincantes de esta tarde de forma pareja.
Se va yendo el Mundial. Hoy Durban lo despide con todo.
Otras notas de la seccion Deportes
El peor Agosto de su vida
Argentino, campeón
Jockey no pudo con Athletic
Otra victoria del "Sanmar"
Villa María, subcampeón
|