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Un pasaje de la reunión organizada por el Ateneo La Posta en instalaciones del Club Alem |
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El libro "Sacachispas, el fútbol y sus anécdotas más divertidas", de Sergio Vaudagnotto, fue recibido con calidez en la sede del club Alem de Villa Nueva. En una reunión organizada por el Ateneo La Posta, la obra fue Declarada de Interés Cultural por decisión unánime del Concejo Deliberante de la ciudad que vio nacer al autor.
Acompañaron a Vaudagnotto los periodistas de EL DIARIO del centro del país que tuvieron participación en la obra Raúl José, Sergio Stocchero y Juan Manuel Gorno (los otros dos son Walter Vargas, de Olé y Agencia Télam, y Raúl Olcelli, también de EL DIARIO).
Estaban presentes en la reunión, entre otros, el legislador Marcelo Frossasco, el presidente del Concejo Deliberante de Villa Nueva Mauro Bizarri, los ediles Francisco Bordini, Javier Pérez y Sandra Bailone, el ex legislador y también ex intendente y ex presidente de Alem Carlos Zanotti, el presidente de la filial de la Sociedad Argentina de Escritores Eduardo Belloccio, integrantes del organizador Ateneo La Posta encabezados por Carlota Moreno, Ana María Cabrera y Jorge Gorno, miembros de la Junta Municipal de Historia y el actual presidente del club Luis Ortega, la representante de Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Hilda Maestro y de la Asamblea Todos por la Justicia Vilma Perracchione, además de ex integrantes de equipos tricolores y público en general.
Lejos del acartonamiento que suele regir este tipo de actos, durante la ceremonia, que tuvo lugar en el mismísimo salón donde funcionaba el bufé del club, como fintas y gambetas circularon los elogios, las anécdotas y las remenbranzas que le dieron color (sobre todo, rojo, negro y blanco) al evento.
En ese mismo salón donde el hijo futbolístico de Alem hiciera retumbar los tapones de los botines de su temprana juventud, la noche del jueves retumbaron los cálidos aplausos para el autor de “Sacachispas”. Sencillo y merecido reconocimiento para Sergio Vaudagnotto quien, en el anecdotario recopilado no se olvidó del club que lo vio nacer, jugar, aprender a compartir, mucho antes que soñara siquiera con una máquina de escribir; ese club que lo conoció cuando sus sueños olían a linimento, a chilenitas de media cancha, y le dio alas para que pudiera convertirse en un hombre con dos pasiones: la máquina de escribir y la pelota.
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