Escribe: Fernando Movalli
(Especial para EL DIARIO)
De repente, y al final del match de dobles, ya nadie discutía “la probable sede para la hipotética final con los hispanos”. Sí y mucho, se dialogaba acaloradamente respecto a la conveniencia de la inclusión de Nalbandian en este partido apenas concluido. Por el eterno tema del físico del cordobés en un cruce sabatino, que ahora sí se preveía como parejo y disputado. Quizás, con el resultado puesto ya esta crítica resultaba al menos inapropiada. Pero era el fiel reflejo de una animosidad “cacheteada” por la derrota consumada en un choque tan extraño como cambiante. Extraño, irregular y de un bajísimo nivel tratándose de una semifinal del grupo mundial. Con el impecable comienzo de la dupla Tursunov-Kunitsyn traducido en un triple match point desaprovechado y en la perplejidad de un estadio que se resistía a aceptar la contundencia de la derrota. Ese mismo público que volvía al regocijo de otra tarde triunfal en Parque Roca, saboreando un vuelco inesperado del encuentro. Con un Cañas que equilibraba su pésimo comienzo con un despertar preciso en un tie break casi perdido del tercer luchado set. Conformando con el cordobés una pareja irregular e impredecible que alternaba malas con exquisitas definiciones para un público que cambiaba de semblante muy seguido. El mismo rostro de la pareja nacional que a fuerza de coraje y voluntad fue generando un vuelco total de expectativas. Pero la tarde nos seguiría reservando sorpresas de todo tipo para arribar a otro click inesperado y letal para las aspiraciones anfitrionas de cerrar la serie de inmediato. Quizás, no por no confiar en “arañar” un punto dominguero sino por haber jugado todas aquellas fichas en las espaldas de un Nalbandian ya desgastado. Por todo ello, el murmullo final de la multitud contrastaba con nitidez con el evidente desahogo de un equipo europeo que volvía a repensar el match y sus legítimas posibilidades. Incluso teniendo muy en claro que enfrente habrá un albiceleste apuntalado por todo un país deportivo que querrá festejar su primavera con el verde color de una esperanza de final.
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