Escribe: Alberto Costa (*)

Terminó el Mundial. Otro más y van. Un momento para disfrutar a quienes nos gusta el fútbol y también para aquellos (o aquellas) que no les gusta tanto pero también lo siguen con atención mientras dura el campeonato.
Más allá de los comentarios que genera todo evento deportivo me parece interesante aprovechar este espacio para hacer algunas reflexiones que nos pueden servir para nuestra vida cotidiana, en especial en lo laboral.
España ha sido un gran campeón porque, en general, todos coinciden que desplegó el mejor fútbol y lo hizo en el marco de mucha corrección en cuanto a su comportamiento. Pero este campeonato logrado por los “gallegos” implica mucho más que ser la consecuencia del buen juego o dar la menor cantidad de patadas al rival.
España nos dejó varias lecciones (en especial a los argentinos) que la resumiría en tres aspectos principales:
A) Trabajo en equipo.
B) Proyecto a largo plazo.
C) Efecto “espejo”.
A continuación intento explicar de la mejor manera que pueda:

Trabajo en equipo

El conjunto español fue eso, un “conjunto” de voluntades organizadas con un fin determinado: “Salir campeones”. Cada una de sus individualidades estuvo al servicio del equipo antes que en función de su interés personal. No fue su prioridad contar con el goleador del campeonato o el Balón de Oro o la valla menos vencida. Su objetivo fue claro y todos trabajaron para ello con todos, es decir, pensando en su propio desempeño y en el trabajo del equipo también. Hubo figuras que se destacaron (Xavi, Iniesta) pero que trabajaron pensando en el conjunto y aportando para el mejoramiento del desempeño de todos.

Proyecto a largo plazo

El adusto Vicente del Bosque recibió el agradecimiento del rey en su llegada a España pero el DT reconoció públicamente que tomó un equipo que ya venía formado por técnicos anteriores y con logros muy importantes (la Eurocopa). España salió campeón porque no se lo propusieron un mes antes buscando algún iluminado que los condujera al éxito. Salió campeón fruto de un trabajo de varios años y siguiendo una línea futbolística bien clara.

Efecto “espejo”

Desde hace varios años los equipos españoles cuentan entre sus filas a los mejores jugadores del mundo, muchos argentinos entre ellos. Eso le ha permitido que sus jóvenes y niños pudieran aprender de su técnica en la vivencia cotidiana. Desde la teoría y desde la práctica. Argentina vivió un proceso similar en el básquet cuando León Najnudel decidió “ importar” jugadores de la NBA en la década del `80 y fuimos campeones olímpicos en este juego décadas más tarde. Pero hay que tener grandeza para reconocer la superioridad del otro y disponerse a aprender de él.

Reflexión final

Si uno comprende este mensaje que nos deja España y lo aplica a su propia organización de trabajo, quizás tenga muchas más posibilidades de llegar a las metas deseadas.
Trabajar en equipo, con los mejores (o mirando cómo lo hacen ellos), y contar con proyectos de largo plazo sostenidos en el tiempo, son principios que podríamos decir “de manual” para lograr el objetivo deseado. Sin embargo, a veces nos olvidamos de ello y creemos que la providencia o algún genio podrá salvarnos con una jugada magistral.
Por último quiero recordar una frase que Rafael Iniesta dejó cuando lo reportearon segundos después del partido. Dijo el crack español: “Este hermoso momento que vivimos es el resultado de mucho esfuerzo, mucho trabajo”.
A todo lo que expresado agreguémosle una buena dosis de esfuerzo personal y el menú estará completo. No será “pulpo a la gallega” pero resultará un buen plato que podremos disfrutar entre todos los que, integrando el equipo, llegamos al objetivo.
De eso se trata, porque en el mundo quedan pocas cosas para inventar.


(*) Contador y analista