El periodista y ex vicepresidente del radicalismo, Daniel Azcona (foto), protagonizó un suceso el pasado 30 de junio y decidió contarlo para alertar a la comunidad y que nadie más deba pasar por un padecimiento similar.
El texto de la carta, enviada a nuestra Redacción, es el siguiente:
“A modo de alerta. Permítaseme hacer un resumen sumario del hecho y de la situación de la que resulté protagonista involuntario.
Día y fecha: Miércoles 30 de junio de 2010.
Hora: pocos minutos después de la hora 8:00 (lapso comercial hábil)
Lugar: puente metálico peatonal en la zona del subnivel de Villa María.
Condición: temperatura bajo cero. Capa de hielo sobre zona peatonal y apoyamanos.
Episodio: resbalón y caída fruto del hielo.
Consecuencia: fractura de dos costillas, zona posterior izquierda.
Padecimientos: Los imaginables.
No está destinado este resumen a colocar en el altar de los lamentos un episodio personal, sino a formular una alerta general a los transeúntes que, habitualmente, utilizan el puente metálico peatonal ubicado en el sector del subnivel de Villa María.
Porque nadie se hará cargo de los costos de un incidente como el que sufrí, salvo el sector público de salud, que es el que te socorre.
Cuando se advirtió en su momento el disparate del diseño, complicado con el material utilizado, y un pasamanos pensado para El Increíble Hulk, no fueron pocos los funcionarios que se sintieron atacados por una conspiración sinárquica, acicateada por la CIA o los Gorilas a go go.
En el noroeste del país, donde se trazan caminos al borde del abismo, dicen los lugareños que cuando el ingeniero no puede llegar, por la lluvia y el barro, usan el burro para seguir el trabajo, porque resulta infalible merced a su instinto de supervivencia, no tanto por su inteligencia.
Todavía estoy meditando si debo hacer un planteo judicial por los perjuicios que estoy sufriendo, pero me tomaré el tiempo necesario para llegar a una conclusión.
Mientras tanto, si tiene que cruzar de un lado a otro de la ciudad por la zona ferroviaria, recomiendo la mayor prudencia y lisa y llanamente abstenerse de hacerlo por ese engendro al que llaman puente, sobre todo si llueve o hace frío o en ambos casos a la vez.
Se evitará dolores de cabeza, dicho figuradamente y muchos dolores físicos, dicho con todo realismo.