Los trabajadores nucleados en la Asociación de Obreros de la Industria del Transporte Automotor (AOITA) habían aceptado reducir sus pretenciones de aumento salarial de 30% a 27%, pero hasta el cierre de esta edición sólo habían recibido la negativa de la patronal a seguir negociando en medio de una medida de fuerza que consideran “ilegal” a partir del dictado de la conciliación obligatoria. Es más, se lanzaban pedidos de itervención del sindicato y se amenazaba con despidos.
Así cerraba una jornada en cuyo transcurso se vivieron algunos hechos de violencia, que se originaron en Córdoba capital cuando los directivos de la Federación de Empresarios del Transporte Automotor de Pasajeros (FETAP) enviaron a la Terminal unidades conducidas por choferes que estaban decididos a no acatar la medida de fuerza. Los huelguistas impidieron el paso y hubo denuncias de roturas en algunas unidades.
En Villa María, en tanto, los choferes montaron guardia en la estación y llegaron a quemar cubiertas para hacer más visible su reclamo.
Deslindan responsabilidad
La noche del viernes hubo en esta ciudad un vehículo de Córdoba Coata con vidrios rotos, pero los dirigentes locales de AOITA deslindaron toda responsabilidad: “Suelen ocurrir estas cosas para culpar a los trabajadores, pero nosotros no hicimos más que quemar cubiertas. En la Terminal y sus inmediaciones pararon unidades de Chevallier, Urquiza, Sierras de Córdoba y las demás que tienen sus conductores afiliados a la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Hasta un coche de Pedraza con una excursión de la tercera edad paró dentro de la Terminal y los pasajeros desayunaron y no pasó nada”, dijo a EL DIARIO el delegado local de TransBus, Edgardo Garmendia.
Aoita ya hizo un paro el miércoles último y, además del de ayer, hará otro el lunes próximo, si no se destraba el conflicto en el que reclama un aumento salarial (ahora del 27%), pero también una suba del 100% en el adicional por antigüedad.
El subsecretario de Transporte, Edgar Pérez, mediador entre las partes, dijo que seguía trabajando para “acercar posiciones en base a una propuesta del ministro Hugo Testa (incluía ese 27% de aumento)”. Pero los empresarios no quisieron tratar ninguna alternativa si la medida de fuerza seguía vigente. En cambio, exigían sanciones y reclamaban que se le quitara la personería al gremio.
Hasta hubo amenazas de despidos masivos.
Así las cosas, los cordobeses siguen varados en medio de un andén sin salidas.
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