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Cabizbajos. Así salieron los jugadores de Alumni después del partido. No era para menos. Dolió mucho la segunda derrota consecutiva |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
La llegada de la primavera no pudo sobrepasar el invierno para Alumni.
El frío horrible que siempre deja una derrota se volvió a percibir ayer, como una semana atrás, pero esta vez en Plaza Ocampo, donde el equipo villamariense no pudo robarle nada a Juventud Antoniana de Salta, que volvió a su provincia con un ajustado 1-0, por la quinta fecha del torneo Argentino A.
El resultado tal vez fue demasiado premio para el visitante, pero dejó algunas aristas interesantes:
1) Alumni es hijo de los salteños, que festejaron con Gimnasia y Tiro (en una Promoción), con Central Norte (en una final por el ascenso a la división actual) y ahora con Juventud Antoniana.
2) El equipo de Mauricio Magistretti sumó su segundo partido sin marcar goles y, lo que es peor, esta vez apenas asomó la cabeza por el arco contrario.
3) La derrota para el local deja una perspectiva negativa, teniendo en cuenta que ahora tendrá fecha libre y posteriormente deberá visitar a Racing, en Córdoba, algo complicado.
s ¿Qué pasó?
La chatura del partido disputado en la “Placita” dejaba en el contexto esa vieja frase que se siente en el fútbol desde el campito: “El que hace el gol, gana”. Y así sucedió.
Alumni, que salió a jugar con un equipo diferente al que había pensado Magistretti (el enganche Matías Fernández se lesionó en el precalentamiento y tuvo que ingresar Matías Bolatti), propuso lastimar desde el traslado rápido del balón en la zona de gestación de jugadas, con el propio Bolatti moviéndose de izquierda al medio para asistir a los delanteros. Sin embargo, el equipo salteño contrarrestó esa idea con presión y asfixia sobre los volantes centrales, entonces Ariel Quiroga y Sebastián Godoy se sintieron incómodos y la pelota no tuvo un buen destino.
Claro que cuando Juventud se adueñó del balón, tampoco tuvo la pulcritud necesaria para manejarlo y buscó casi siempre mediante pases largos alguna corrida de sus atacantes.
Sólo el diez salteño, Marcos Navarro, era quien aportaba un poco de lucidez cuando tenía la pelota. Pero el resto mostró poco para una formación que, en la previa, se armó para ser el cuco del torneo.
De todas maneras, esa forma de afrontar el duelo le daba réditos al conjunto de Gustavo Coleoni, sobre todo porque sobresalía en las pelotas divididas y el piso de la cancha tampoco otorga garantías para generar un toque preciso.
Así, las situaciones de riesgo fueron muy pocas en la primera etapa. Por Alumni, apenas un centro de Víctor Rena que nadie alcanzó a empujar y un tiro desviado de Arias. Y en la visita se contabilizaron tres acciones: un disparo elevado de Fernández (tras guapeada del defensor Velázquez), un cabezazo desviado de Navarro (después de un tiro de esquina) y finalmente de nuevo un remate sin puntería de Fernández, ante una salida poco ortodoxa del arquero Julio Chiarini.
@ Gol y nada
Después del flojo primer tiempo que jugaron los dos equipos, el complemento apareció como un canto de esperanza, pero justo cuando Alumni trató de ubicarse unos metros más adelante para tomar riesgos, Navarro atrapó un rebote desde la izquierda, desde afuera del área, sacó un tiro formidable y la pelota entró pegadita al palo, pese al esfuerzo de Chiarini, a los 8 minutos.
Al visitante le alcanzó con esa jugada para pensar otro partido, ya que dejó de presionar para adelante y, si bien siguió con los pelotazos largos desde el fondo, abrió trincheras para defender el resultado bien cerca de su arquero José Luis Campi.
Al darse cuenta que el juego del medio no surtía efecto, con el correr de los minutos Magistretti no dudó en sacar a Bolatti para poner a Emiliano Pérez. Después también mandó a la cancha a Facundo Basualdo para terminar el partido con cuatro delanteros.
Lo concreto que su equipo no llegó con inteligencia, al contrario, se repitió con centros a la olla que fueron balas de salva para los centrales salteños.
Es que, en el juego aéreo, Juventud tuvo un cerrojo importante con Velázquez y Gastón Turus, y por abajo, Alumni anduvo más acelerado que la pelota.
Sólo Víctor Rena, en una maniobra individual, se acercó hasta Campi cerca del final del partido, y también hubo un centro de Pérez que nadie alcanzó a desviar hacia la red.
Lo demás fue esfuerzo, sacrificio, ansiedad, nerviosismo... Nada de ideas.
La figura
Dentro de un partido cargado de imprecisiones, Marcos Navarro fue el único que aportó algo diferente y marcó el gol del triunfo salteño, nada menos, pero también hay que destacar a los zagueros del visitante, sobre todo Velázquez (foto), que le puso un cerrojo a la defensa. En Alumni, poco por rescatar, en general.
El árbitro
El mendocino Marcelo Bistocco no influyó en el resultado y tuvo personalidad para manejar el partido, sin embargo, convenció a pocos. No aceleró el juego cuando Juventud hizo tiempo en cada parate y se guardó algunas tarjetas amarillas para el visitante, olvidándose de la acumulación de faltas en algunos jugadores. En lo demás, no hay nada que reprocharle.
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