Gruesos y tensos son los hilos que sostienen a Susana. La poesía de su último libro me la hace imaginarla así. La palabra se va retorciendo, se va conformando en pequeños filamentos que se unen y se hacen cada vez más grandes, como una cuerda, de esas que no sólo nos cuidan del abismo, sino que nos ayudan a trepar hacia la salida. Una treintena de poemas se enmarcan en las páginas de este libro, donde la tristeza, la soledad y el silencio están presentes; aún así, hay una esperanza, una manera de mantenerse y una decisión de cicatrizar las heridas. En "El hilo que sostiene" (El mensú, 2010), nos encontramos a otra poetisa diferente a la de "Cuando todo el silencio era mío" (autor, 2008), y más aún a la de un "Un vuelo de gaviota" (autor, 2006). Una poetisa crecida, que se renueva a cada instante y que en la escritura de breves versos, logra una atmósfera en donde se dicen algunas cosas y se completan las restantes. Una poesía que indaga y llama a la reflexión. Una escritura que nos hace partícipes y en la que es posible vernos como en el espejo de un charco, a veces con reflejos un tanto claros, otras con distorsiones, pero siempre matizado con la sensibilidad que caracteriza a la autora. A simple vista parecieran escasos tres poemarios, para una poeta con tantos años en el oficio como Susana; sin embargo esta realidad obedece a que ella ha sabido darse a los demás. Una mujer que arrancó de sus silencios los versos más bellos, que les dio (y da) las herramientas a quienes empiezan a cultivar la palabra, que brinda andamiaje a sus pares, que promociona a los escritores de la ciudad y alrededores a través de Artesanías Literarias, que prologa cantidad de libros, que ofrece su tiempo (del que muchas veces no posee), para brindar el apoyo que otros escritores necesitan… Decíamos en la introducción de este suplemento de hoy, que la poesía se ha enraizado en la ciudad y sigue dando sus frutos. Pero no basta con el humus poético que hay en esta tierra, hay que complementarlo con el trabajo laborioso y delicado de los sembradores como Susana, que con esas manos de madre, de mujer y de poeta, nos tiende sus hilos y nos hace un poco más felices. POEMA 30 Susana Zazzetti ¿qué haremos por la mañana cuando aúlle el lobo frente al hombre que va a morir? - - - - - - - - - - - - - - - - - - POEMA 10 Susana Zazzetti afuera es menos noche. adentro, cabe el grito entre las uñas. no es mi boca la que huye por el patio. es la boca de otra, buceando con sed el nombre que no vuelve. el nombre sepultado en los surcos alambrados de tristeza. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - EL HILO QUE SOSTIENE Susana Zazzetti ahora toma el hilo. la aguja. la aguja que sostiene el hilo y remienda las heridas. cose. desaparecen planos inconscientes. se va poblando de a poco esta tela. - ese baldío - los fragmentos se juntan agudamente unidos. Se transforma el mapa encubierto y en esa superficie entierra hilachas de sí misma.
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