Falta de gas
“La culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer”, dice el refrán.
¿Pero puede ser que se acuerden del gas cuando hace frío? ¡Qué locura!Teniendo un Gobierno benefactor, que regala y regala, que entrega subsidios, prestamos para todos y que su política es ayudar a los que menos tienen, entonces por qué no se soluciona esta problemática que hace que los que menos tienen sean los que sufran horrores.
O tal vez a alguien le guste dormir sin abrigo de cama y la casa con ninguna calefacción y menos que menos sin haber comido algo calentito en estos días fríos de invierno.
Es para pensar, ¿no?; pero más que para pensar es para ponerse a trabajar, o es que esperan un mes antes de las elecciones, así la muchachada va a poner contenta el voto.
Villa María tiene aproximadamente 20 mil casas de familia y el 20% no tiene gas por red, o no está conectado. Saquemos la cuenta y son nada más que cuatro mil casas que no tienen gas. ¿Qué tal? Entonces el Gobierno debe darle solución. ¿Cómo? Conectando a los vecinos que no tienen gas pero tienen la red en su vereda y los que no tienen la red domiciliaria, urgente se debe hacer esa obra, cosa que nadie se quede sin gas natural.
Eso sí, si alguna persona del Gobierno tiene algo que ver con las garrafitas, lógico que va a pegar el grito y fuerte. Sean "K" o allegados o no "K", por supuesto.
¿No es una manera hermosa de terminar este drama que sufren estas personas con las garrafas y una linda manera de romperles el negocio a esos crápulas?
Exijamos al Gobierno y a Ecogas que se pongan a trabajar urgente por nuestros hermanos, no solamente de Villa María, sino del argentino necesitado.
Y el que no esté de acuerdo, que duerma desnudo/a, destapado/a y sin comer por un día, sí solamente un día, así sabrán lo que sufren estas personas que también tienen cuerpo y alma como vos y como yo.
R.O.M.
DNI 5074107
Evita y la historia
La sociedad argentina recuerda a Evita por su intenso trabajo en beneficio de los más necesitados y por haber alcanzado importantes conquistas sociales en sólo siete años de actuación pública.
Pero ese es el recuerdo hoy, a 58 años de su desaparición física. Tuvo que pasar todo ese tiempo, y toda la historia de desencuentros y antinomias que caracterizó al pasado reciente de nuestro país, para que el pensamiento y la obra de esta sencilla mujer cobraran real dimensión.
Eva Duarte vivió y protagonizó un momento histórico en el que los trabajadores, los sectores humildes y los desamparados no eran considerados ciudadanos con derechos por parte de una clase dirigente que, con distintas denominaciones, se había alternado en el poder.
En algún momento, alguien tenía que cambiar ese orden injusto y así se hizo.
La principal preocupación de Evita fue trabajar en aquellos terrenos donde la política social no conseguía avances significativos, o sea en los niños, las mujeres desamparadas y los ancianos. Sectores marginales que no accedían directamente a los beneficios de la legislación social que comenzaba a incluir a los obreros, los empleados, los peones rurales, etcétera.
Lo hizo contrariando el rol que tradicionalmente ejercían las esposas de los presidentes, una posición ornamental en los actos protocolares.
Evita eligió recorrer otro camino, más sacrificado y difícil por su condición de mujer, pero igual de noble y satisfactorio por los objetivos que perseguía.
La incorporación de las mujeres a la condición de ciudadanas con derecho al voto, la transformación de la clase trabajadora en un factor decisivo para la producción del país y su correspondiente acceso a la distribución de la renta, la promoción de derechos y la realización de obras para los niños y los ancianos fueron algunas de las muchas acciones que impulsó Evita.
Curiosamente, muchos eligieron ignorar esta obra social para centrar sus objeciones en sus viajes, su vestimenta, su origen social.
Hoy que los argentinos hemos elegido a una mujer para administrar los destinos de la Patria, aquella obra vuelve a tener una dimensión significativa.
Hoy que la legislación extiende y consagra derechos, hoy que los excedentes de la producción se destinan a políticas sociales de inclusión, hoy que los poderosos insisten en desviar su mirada de lo que es importante para todos, la Historia y Evita nos dejan su enseñanza.
Ellas nos seguirán recordando que donde haya una injusticia habrá un derecho y así seguiremos avanzando.
Héctor Guillermo Muñoz
DNI 11527788
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|