Las demencias son enfermedades neurológicas, producidas por una pérdida progresiva de neuronas, con la consiguiente atrofia cerebral, lo que determina una alteración progresiva e irreversible de las facultades mentales, con severas alteraciones en la memoria, funciones cognitivas, trastornos de la motilidad y lenguaje, trastornos de la personalidad y conducta.

Clasificaciones de la demencia

a) Enfermedad de Alzheimer (59%).
b) Demencias vasculares (16%).
c) Demencias por cuerpos de Lewy (15%).
d) Demencias fronto-temporales (10%).

Enfermedad de Alzheimer

En 1907, en Frankfurt, Alemania, Alois Alzheimer presenta un caso de una mujer de 51 años con la enfermedad que llevaría su nombre.
Es la forma más frecuente de las demencias. Es lenta, de comienzo insidioso, que se caracteriza por las dificultades en el aprendizaje, en la retención de las nuevas informaciones y pérdida gradual de memoria.
Sintomatología: los comienzos corresponden a “las cuatro A”.
Amnesia: es la pérdida de la memoria de los hechos recientes y en su forma avanzada de los recuerdos remotos.
Agnosia: puede ser total o parcial. Es la falta de reconocimiento de objetos, personas conocidas o familiares, vestimenta, lugares, etcétera. No reconoce el lenguaje de la escritura.
Apraxia: están alterados los actos automáticos como vestirse, higienizarse, comer, caminar, etcétera. Esto se produce por una alteración en el lenguaje, tanto de expresión como de comprensión. Suelen terminar en mutismo (falta total de habla).
Además, entre la amplísima sintomatología se puede encontrar: alteración de la personalidad, cambios emocionales como agresividad, ira o depresión, apatía, conductas sexuales inapropiadas, incontinencia urinaria o rectal.
Tardíamente puede presentar movimientos musculares involuntarios, convulsiones o falta total de movimiento.
La muerte sobreviene por un desmejoramiento general y por infecciones sobreagregadas, especialmente respiratorias o urinarias.
La evolución suele ser de 6 a 10 años, aunque existen casos que han sobrepasado ese tiempo.
Etiología (causa de la enfermedad): a pesar que comúnmente se las encuentra en persona mayores de 70 años, hay casos que aparecen posteriores a los 50 años.
Es más frecuente en las mujeres (¿factor hormonal?).
En tanto, las demencias vasculares predominan en los hombres por la incidencia que tienen la hipertensión arterial, cardiopatías, diabetes, etcétera.
Se considera una enfermedad genética, pues se han encontrado alteraciones en los cromosomas 1, 14, 19 y 21.
También tienen importancia los traumatismos cráneo-encefálicos (microinfartos cerebrales en los boxeadores) y el analfabetismo.
Factores de protección serían una vida sana y plena, con una intensa actividad en el plano laboral, social, intelectual, artística y afectiva.
Las alteraciones y la muerte de las neuronas se deberían a la acumulación de una proteína anormal, beta amiloide y placas seniles en los espacios interneurales, altamente tóxicas para las mismas. Esto lleva a una progresiva atrofia cerebral.
Diagnóstico: a) examen neurológico completo y exhaustivo en lo que hace a las funciones mentales, motrices, emocionales, conducta y personalidad, y a todas las funciones psico-intelectuales como físicas. b) test neuro-psicológico (existe una amplia batería). Con esto se demuestran las alteraciones cognitivas, memoria, juicio, razonamiento, comprensión, lenguaje, escritura, cálculo, orientación témporo-espacial, etcétera.
c) Neuroimágenes: la tomografía computada y especialmente la resonancia magnética cerebral son imprescindibles para un buen diagnóstico. Estos estudios nos informan del grado, tipo de lesión y fundamentalmente de la zona atrofiada que se correlaciona con la sintomatología del paciente.
d) Spect (técnica funcional). Se utilizan isótopos radioactivos para conocer el flujo sanguíneo cerebral. En las demencias, especialmente en las vasculares, hay zonas cerebrales que tienen menor flujo sanguíneo cerebral, diagnosticándose a esas zonas de hipoperfusión.
e) Estudios neurofisiológicos: el electroencefalograma y los potenciales evocados aportan datos, pero no son tan significativos como los anteriores.
f) Estudios bioquímicos: los análisis de rutina, determinación de vitamina B12, estudios hormonales y serología para sífilis y SIDA son muy importantes.
Tratamiento: son fármacos que tienden a incrementar el metabolismo neuronal por un mecanismo aún desconocido, especialmente en el recambio fosfolípido y síntesis proteica. El arsenal de medicamentos es amplio, lamentablemente muchos de ellos caros y de incierta eficacia, dependiendo del tipo de demencia, del grado de evolución, de la sintomatología y de la edad de cada enfermo.
El control permanente de un médico neurólogo, psiquiatra y clínico es lo indicado. La laborterapia, la musicoterapia, juegos de entretenimiento, y toda forma de actividad mental o manual, como así también la lectura y la escritura que haga participar sus funciones cognitivas, físicas y espirituales son de gran ayuda.
La fisioterapia, las caminatas en contacto con la Naturaleza y el sol, los ejercicios físicos moderados, el buen trato y la paciencia para con los enfermos, el buen cuidado tanto de los familiares como de los centros geriátricos son de vital importancia. No hay que arrumbarlos como un mueble viejo y en desuso, ni sentarlos frente a un televisor como única actividad, evitar la soledad. El acompañarlos y darles contención emotiva es una luz en la oscuridad de sus mentes y sus almas. Los animales domésticos, especialmente perras dóciles que hagan las veces de lazarillos son de gran ayuda. Las demencias son un gran problema de la salud, con implicancias familiares, sociales y económicas. La sociedad y el Estado no deben desentenderse de este problema y deben declarar a los medicamentos como un bien social, con control y legislación permanente de los geriátricos, pues muchos de sus dueños ven solamente la parte comercial sin tener en cuenta la problemática de esta enfermedad y el ser humano.
Así como deben cuidarse los niños, también deben agotarse los recursos para tratar a los ancianos desvalidos y enfermos. Son reglas de oro en una sociedad. Para que estos enfermos tengan a su disposición todo lo necesario con valores profundamente humanos y dignos.
Los derechos humanos y la justicia social tienen vigencia para los que no tienen voz ni voto. De cada uno de nosotros depende que esto se haga realidad.
Los hospitales deben crear servicios de Gerontología.
Simone de Beauvoir en su libro “La vejez” dice: “Cuando Buda era todavía el príncipe de Siddartha, encerrado por su padre en un magnífico palacio, se escapó varias veces para pasearse en coche por los alrededores. En su primera salida encontró a un hombre achacoso, desdentado, lleno de arrugas, canoso, encorvado, apoyado en un bastón, balbuceante y tembloroso. Ante su asombro, el cochero le explicó lo que es un viejo. “¡Qué desgracia -exclamó el príncipe- que los seres débiles, ignorantes, embriagados por el orgullo de su propia juventud no vean la vejez. Volvamos rápido a casa. De qué sirve todo lo que tengo, si soy la morada de la futura vejez!”.
En otra ocasión se le pregunta a la autora del libro por qué escribe sobre la vejez, si ella no lo es y además es un tema triste, a lo que contestó: “Justamente por eso escribo este libro, para quebrar la conspiración del silencio y evitar que la sociedad de consumo trate a los ancianos como parias”.
En otras épocas los abuelos convivían con toda su familia y morían en sus casas y en sus camas. La sociedad ha cambiado, pero lo que nunca cambiarán son las conductas éticas, morales, de respeto y afecto hacia los viejos.
Algunos políticos, especialmente en épocas electorales, abrazan y besan a niños y ancianos en una actitud hipócrita y demagógica, pero una vez en el poder muy rara vez se acuerdan de ellos.
Jubilaciones y pensiones dignas, departamentos o secretarías a nivel municipal, provincial o nacional que sean responsables del cuidado de la ancianidad, salud, vivienda, vestido y alimentación adecuada, medicación gratuita, son entre otras cosas lo que tenemos que exigirle a los gobiernos de turno.
Quien se olvida de sus padres o de sus abuelos está renunciando a su propia vida.
Hay leyes que no están escritas, pero la condición humana nos impone conductas de solidaridad y protección hacia los más débiles. No sabremos quiénes somos si ignoramos lo que seremos.

Dr. José A. Argarate
Neurólogo