Señor director:
Esta es una carta enviada hace 16 años por un ser humano lleno de hombría de bien, porque a pesar de su rango y todas sus estrellitas, tenía humildad y reconocía que podía cometer errores, cuidaba sus camaradas, como él les dice, visitaba a las familias. ¿Le sobraría el tiempo? No, vigilaba, aconsejaba siempre cara a cara. Si alguien cometía un error, "son humanos", trataba de ver por qué y jamás decía "a este sí, a este no". Todos por igual.
Y tenía un dicho: "No veais la paja en el ojo ajeno, mírate tú la viga". Hoy todo es papelitos, nunca una palabra cara a cara. Señores jefes, sin ánimo de ofender a nadie, miren para adentro y dense cuenta que el personal policial que ustedes tienen a su cargo, ponen el pecho así como ustedes corren riesgo, y tienen gran vocación. Esta carta fue anunciada a 25 agentes, entre ellos mi hijo y este gran ser humano sabía los problemas, sentimientos de cada uno. Lean los últimos párrafos. Y ruego a Dios que aparezcan muchos Martínez y puedan revertir situaciones muy dolorosas. Gracias comisario Mayor Carlos Martínez.
Transcribimos a continuación la misiva a la que se hace referencia, completa.
Estimado camarada:
Hoy confirmo con gran tristeza, la inevitable sensación que se repite en cada partida sin retorno. Sin embargo y con mayor intensidad, conjugo la inmensa emoción de gratísimos recuerdos acumulados durante 1.133 días, desde aquel 19 de marzo de 1991, en que juntos nos dispusimos a transitar una etapa de compromiso procurando enaltecer la imagen policial.
Etapa al fin que adopto como filosofía de trabajo, rescatar valores esenciales de equidad, de orden y fundamentalmente de respeto a la dignidad del hombre policía. Como resultado de esa siembra, cosechamos con legítimo orgullo el que cada miembro de nuestra Regional ha elevado su autoestima, una integración cooperativa y solidaria en aras de la misión y el resaltamiento de su vocación de servicio.
En la actualidad, nuestras comunidades conocen y comprenden nuestras capacidades y limitaciones y hemos logrado su apoyo y reconocimiento. Es el estímulo y gratificación por nuestro esfuerzo, sacrificio y progreso.
Me voy honrado de haber integrado con usted y seres queridos una familia institución que ha reconquistado en tiempos tan difíciles, el respeto y la estima a nuestra Policía. Le agradezco su dedicación y esmero, ruego de su benevolencia disculpe mis errores y me dispongo como siempre a su servicio, si puedo y me permite serle útil. Gracias.
Comisario Mayor Carlos Martínez.
Zulema Rosa Olmos (quien adjuntó además la carta de Martínez)
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