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Cuanto más tiempo se escuche, mayor será el estrés de los músculos del oído interno |
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En el Centro Audiológico Villa María Audifim nos vinculamos cotidianamente con personas que por diversos motivos tiene alguna deficiencia auditiva, a las que intentamos brindarle todas las posibilidades para solucionar su problema. Nuestros pacientes fueron históricamente personas mayores o niños con algún tipo de discapacidad, pero hoy esa realidad está cambiando. Cada día son más los jóvenes y adolescentes que llegan a nosotros derivados por profesionales, con lesiones provocadas por la exposición intensa a auriculares provenientes de celulares o equipos de sonido como MP3 o MP4.
Este dato nuevo para nosotros es materia de estudio permanente en diferentes centros, como el recientemente realizado por investigadores australianos que demostraron que la intensa exposición a sonidos en alta frecuencia producen daños auditivos. En el estudio los investigadores pararon a 55 transeúntes al azar que iban escuchando música por las calles de Melbourne y Sydney. Tomaron prestados los reproductores de música y midieron los volúmenes a los que estaban sonando. Descubrieron que el 25% de los participantes escuchaba música a niveles dañinos para la audición. La media del nivel de ruido al que estaban expuestos era de 79,8 dB.
La experiencia australiana bien podría ser villamariense, dado que este fenómeno de la tecnología de la comunicación es global y nuestros jóvenes están sometidos a ella. Ahora bien, ¿cómo operan estas altas frecuencias en el oído?
El oído no está hecho para escuchar música fuerte.
Podemos decir que el oído humano no está hecho para escuchar música en alta frecuencia dado que no pueden protegerse de la música relativamente alta. Aunque dispone de reflejos que lo protegen de ciertos tipos de ruido, no puede tomarse ninguna medida cuando el nivel de ruido se encuentra por encima de los 120 dB.
El tiempo de reacción (30-40 milésimas de segundo) es una limitación en sí, dado que es muy poco tiempo para proteger el oído del ruido creado por los seres humanos.
La combinación de tres factores diferentes podría tener como resultado una alteración de audición después de escuchar música:
1) La duración del tiempo de escucha.
2) La cercanía a la fuente de sonido.
3) Lo alto que se escuche la música.
No importa cuánto se suba la música cuando la escuche, la norma general es que cuanto más tiempo se escuche, mayor será el estrés de los músculos del oído interno. La fatiga de los oídos puede tener como resultado un desplazamiento temporal del umbral auditivo, limitando la cantidad de sonidos de tono bajo que puede llegar a oír.
Y cuanto más someta a sus oídos a esta fatiga, mayor será la probabilidad de sufrir una alteración de audición permanente.
Stella Amézaga
Audifim
Centro Audiológico Villa María
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