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Claudio Márquez (a la izquierda) y Sebastián Fernández, poco antes de que comenzara el juicio que se les sigue por el brutal ataque a balazos contra el fiscal de la Cámara del Crimen, Francisco |
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En el marco de un pormenorizado relato de los hechos que lo tuvieron como víctima, el fiscal Francisco Javier Márquez dijo ayer estar "convencido" que el sujeto que lo baleó en el cuello es Sebastián Alejandro Fernández, uno de los dos jóvenes que comenzaron a ser juzgados por el atentado perpetrado hace exactamente dos años y cuatro meses.
"Cuando estaba cerrando el portón del garage, vi que a unos cuatro metros se acercaban dos personas y una lo había empuñando un arma", precisó el funcionario judicial al declarar en la primera audiencia del juicio oral y público que se les sigue a Fernández, alias "Seba", de 23 años, y a Claudio Sergio Paul Márquez, apodado "Ñoqui", de 20.
El fiscal describió con meridiana claridad que "a la derecha venía el señor (y señaló a su homónimo) y detrás de él, sobre su izquierda, estoy convencido que venía el joven Fernández". Y de inmediato aclaró: "No porque le haya visto el rostro, sino por la íntima convicción".
"Paco" Márquez, como se lo conoce en el ámbito tribunalicio, afirmó que antes del brutal ataque que sufrió alrededor de la 1.45 de la madrugada del 2 de abril de 2008, frente a su domicilio de barrio Villa Oeste, en Villa Nueva, "nunca había visto a Márquez", con quien aclaró que no tiene ninguna relación de parentesco.
"Era morocho"
"El sujeto que portaba el arma era morocho, un poco más alto y llevaba una camisa celeste a cuadros", narró el fiscal.
Al profundizar el relato, el funcionario de la Justicia local dijo que lo primero que hizo para defenderse fue abalanzarse sobre el primero de los agresores, a quien le aplicó "un par de trompadas".
"Le pegué a él -continuó el fiscal, señalando al "Ñoqui" Márquez-, pero la otra persona pasó por mi derecha, y fue entonces cuando escuché dos disparos y un golpe acá", añadió, tocándose el costado derecho de la nuca.
Obviamente, el golpe que dijo sentir en el cuello fue el balazo calibre 9 milímetros que sólo por milagro no acabó con su vida, porque tras recorrer unos ocho centímetros por la región subcutánea, de abajo hacia arriba, salió a la altura del hueso occipital de cráneo.
Como consecuencia del impacto, Márquez cayó de bruces al piso y dijo que para entonces ya no sintió nada más. Producto de la caída, el fiscal se lesionó seriamente el rostro (sufrió una fisura, raspones y un profundo hematoma en ambos ojos) y perdió el conocimiento por espacio de unos cinco minutos.
En esas circunstancias los atacantes se dieron a la fuga, "seguramente creyendo que estaba muerto", agregó.
Otro elemento
Márquez dijo que, además de su íntima convicción sobre la participación de Fernández en el atentado, también se sumó como elemento de prueba el testimonio prestado dos meses después por Susana Mercaú, quien le dijo personalmente y en el mismísimo despacho del jefe de la Unidad Departamental de Policía, que Fernández había sido quien le disparó aquella noche de abril.
Los motivos del ataque estarían relacionados con detenciones, imputaciones y pedidos de condena que Márquez solicitó para el acusado en otros procesos judiciales que se tramitaron en los Tribunales locales, ya sea por su función como fiscal de Instrucción o como fiscal de Cámara.
En efecto, Sebastián Fernández fue juzgado y condenado en tres ocasiones por la Justicia villamariense: en 2005 por "robo calificado por escalamiento", en 2006 por "robo simple" y en 2009 por "hurto calificado por escalamiento, agravado por la participación de un menor", "resistencia a la autoridad" y "violación de domicilio".
En todos los casos, el fiscal Márquez había pedido condenas de diferentes montos. La última vez, el 25 de febrero del año pasado, el joven nacido en esta ciudad el 30 de setiembre de 1986 recibió una pena unificada de cuatro años y cuatro meses de prisión.
"No busco venganza"
Cuando fue interrogado sobre si le habían robado algo, Márquez dijo que los delincuentes "no se llevaron absolutamente nada".
"Si el móvil hubiera sido el robo, estos señores habrían hecho un desastre... porque esa noche sólo había 170 pesos en casa", enfatizó el fiscal para sostener la hipótesis más firme que se maneja, en el sentido de que quisieron matarlo para desquitarse por su proceder como funcionario judicial.
Momentos después, Márquez afirmó que no está buscando venganza al sindicar a Fernández como el casi seguro autor de los disparos: "Me doy por hecho con estar vivo", admitió. Y tras cartón, espetó: "Tengo la obligación de decir todo lo que sé".
El fiscal también recordó que el 1 de febrero de 2008, es decir dos meses antes del atentado contra su vida, Fernández lo llamó desde la cárcel para reclamarle airadamente por qué que no le concedían la "libertad asistida", siendo que estaba en condiciones legales de obtener dicho beneficio.
No le hizo caso a su defensor
A poco de iniciada la audiencia de debate y tras la lectura de la pieza acusatoria, Sebastián Fernández desobedeció a su defensor y aceptó prestar declaración en la sala ubicada en el quinto piso del Palacio de Justicia local.
Esta circunstancia llevó al abogado Juan Antonio Rusconi a pedir que se dejara constancia en acta que le había aconsejado a su cliente abstenerse de comparecer. "Es para deslindar responsabilidades", aclaró el ex asesor letrado.
Pero el diferendo no quedó ahí. Rusconi dejó en evidencia que estaba molesto con la decisión de Fernández, a quien prácticamente le dio la espalda durante buena parte de la audiencia pese a que estaba sentado a su izquierda.
Distinta actitud adoptó Claudio Márquez, quien siguiendo las indicaciones de su representante legal, el letrado villanovense Jorge Bustos, se abstuvo de declarar, sin que ello sea interpretado como presunción de culpabilidad.
Cabe señalar que Márquez comparece en libertad porque al momento de perpetrarse el hecho que se procura dilucidar en este juicio tenía 17 años de edad, y por ende era menor para la legislación vigente.
"Yo no fui"
Al momento de declarar, Fernández negó haber intervenido en el atentado contra la vida del fiscal y dijo que la noche de aquel 1 de abril de 2008 "estuve en mi casa con mi mamá, mis hermanos y mi pareja".
"Fui a comprar al quiosco a eso de las 8 (por las 20) y después que volví no salí más hasta el otro día a las 12", relató el principal sospechoso del sangriento episodio en referencia a la vivienda materna ubicada en Buenos Aires y Concejal Aymar, en barrio San Nicolás de Villa María.
Fernández dijo conocer "de vista" a Claudio Márquez y negó que aquella noche se hubiera encontrado con él y con un tercer sujeto (presuntamente Sebastián "Mellizo" Pereyra, luego sobreseído) para organizar el ataque. También refirió que conocía a Susana Mercaú "de vista", dijo que no tenía ni había tenido armas de fuego y que sólo sabía disparar con escopeta porque solía salir a cazar con un tío.
Cuando el fiscal del juicio, Horacio Vázquez, le planteó que había testigos que dijeron que la noche del hecho lo habían visto salir de su casa portando un arma y regresar todo transpirado, Fernández respondió en tono quejoso: "¡No sé por qué han dicho estas boludeces!"
Segundo testigo
Tras el comparendo del fiscal, declaró el médico gastroenterólogo Héctor Ferreras, quien fue uno de los primeros en asistir al funcionario baleado.
Domiciliado en el mismo barrio villanovense, a sólo tres cuadras de la casa de Márquez, el facultativo relató que la esposa del fiscal les había avisado del hecho por teléfono y de inmediato acudió en su auxilio.
Dijo que mientras aguardaban la llegada de la Policía y una ambulancia, le ordenó a Márquez que no se moviera (estaba acostado boca arriba y con un gran charco de sangre alrededor) para evitar alguna lesión en las cervicales que pudiera agravar el cuadro.
Ferreras recordó que su vecino y amigo "tenía el rostro prácticamente desfigurado" por el tremendo golpe que sufrió al caer pesadamente al suelo tras recibir el impacto de bala en el cuello.
El médico dijo también que mientas se encontraba en su casa no escuchó los disparos y que aquella noche no vio a ninguna persona sospechosa merodeando por la zona.
Un tercer testigo que había sido citado para la jornada de ayer debió ausentarse pasado el mediodía por cuestiones familiares.
De todos modos, se reprogramará su comparendo para alguna de las próximas audiencias.
Sigue a las 9
Sobre el filo de las 13.30, el camarista René Gandarillas dispuso un cuarto intermedio hasta hoy a las 9 para continuar con la recepción de nuevos testimonios.
En principio, son más de 40 las personas citadas para declarar en esta compleja causa, aunque es muy probable que buena parte de esa prueba se incorpore "por lectura", es decir sin lala mayoría muchos de los testigos deban comparecer en la sala.
Está previsto que el juicio se desarrolle durante toda la presente semana, pero ello dependerá de cómo se vayan sucediendo los acontecimientos. No se descarta que pueda extenderse algunos días más.
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