Ayer se celebró la decimocuarta jornada del Juicio Histórico. Declararon Stella Grafeuille y Daniel Roberto Juez, en la causa por delitos de lesa humanidad contra Jorge Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez y otros 31 imputados.
Ambos relatos tuvieron como denominador común las torturas que vivieron en el Departamento de Inteligencia (D2) y luego en la Cárcel Penitenciaria 1 (UP1). A su vez, los dos testigos reconocieron al “Gato” Gómez, la “Cuca” Antón, Videla y Menéndez en el banquillo de los acusados. A estos dos últimos, sólo por su exposición mediática.
Stella Grafeuille hizo especial hincapié en Gómez dado que la secuestró un 22 de agosto de 1975 en un bar de Río Cuarto. Además, en su testimonio aseguró que una de las presas políticas, Yuyi Bercovich, tuvo un hijo del ex policía en los tiempos de la dictadura.
Daniel Juez, en tanto, también remarcó los tormentos aplicados en el D2: “Me golpeaban con los borcegos en el pecho, tanto que pensé que me lo iban a partir y también me daban golpes eléctricos en los testículos”.
Según el testigo esto era parte de un “ablandamiento” para que luego confiese lo que sabía. “Me preguntaban dónde tenía las bombas”, le dijo Juez al Tribunal Federal Oral 1 que lleva adelante el juicio.
En otro momento del relato la testigo recordó que en cierta oportunidad estaba haciendo muñequitos con migas de pan “porque había que hacer pasar el tiempo sí o sí”. Los militares, requisa mediante, advirtieron este pasatiempo, se irritaron y la pasaron a un “calabozo de castigo”.
El fiscal Carlos Gonella le preguntó cuál era la diferencia entre una celda común y una “de castigo” ya que las torturas eran del mismo grado. Grafeuille respondió que la única diferencia “era que el pasaplatos estaba tapado y no entraba luz” advirtiendo que la situación era terrible en ambos lugares.
Asimismo hizo referencia a los vejámenes que soportaron en la UP1. “Supimos de un cabo que le puso el cuchillo en la vagina a una compañera. Si te mataban, te cortaban el pelo o te violaban… cuando se abrían las puertas, cualquier situación era esperable”, recordó la mujer.
Gonella, en otra intervención, le preguntó a la testigo si esto le había “dejado algún aprendizaje” a lo que ella respondió: “Sí, el deber construir un país sobre la verdad y de enseñarles a nuestros hijos a tener memoria”.
A Grafeuille la secuestraron por ser delegada del Centro de Estudiantes de un colegio secundario por lo que permaneció presa más de 5 años. En su relato involucró a Alsina, y dio cuenta del estacamiento de Charo Muñoz en el patio de la penitenciaria.

Alsina no declaró

El ex teniente de comunicaciones, Gustavo Alsina, tenía intenciones de tomar la palabra en el Juicio Histórico para defenderse de la gran cantidad de acusaciones que pesan sobre sus espaldas.
Con gran parsimonia, como tiene acostumbrado, trataría de rebatir los argumentos de los testigos con cuestiones insólitas como su pesaje, el color de pelo o bigotes. Sin embargo cuando le llegó el micrófono para comenzar con la ampliación de su defensa, todo el público que asiste a la sala sumado a la mayoría de los abogados querellantes, comenzaron a retirarse. Alsina tuvo que desistir de hacer su defensa al ver semejante acto inesperado y terminó diciendo “mi abogado me sugiere no hablar ahora, sino en otro momento”.
La actitud tomada por los abogados querellantes y el público en general se debe a que Alsina “hace tiempo” busca entorpecer la investigación con cuestiones que no van a los hechos en sí, sino en “divagues” que dilatan las audiencias. Recordemos que están previstos alrededor de 120 testigos enmarcados en las causas “Videla” y “Menéndez”.

Baltasar Garzón
en Córdoba

Quedó confirmada la presencia del ex juez español en el Juicio Histórico para el próximo martes. Su intención será participar de la audiencia como parte del público, esto quiere decir que no prestará ningún tipo de declaración a las causas que se juzgan.
El testigo Urquiza contó días atrás que denunció a Aguad ante el Baltasar Garzón por ser cómplice de los represores.
Puntualmente Urquiza dijo que el diputado nacional, Oscar Aguad, avaló a los torturadores para que siguieran ocupando y escalando puestos dentro de la Policía de Córdoba.
Por otra parte, en el plano internacional, el juez español supo pedir la extradición de Luciano Benjamín Menéndez por causas llevadas en Europa.

Texto y fotos: Facundo Martínez (especial para el DIARIO del centro del país)