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Del elenco, Dora Baret y Virginia Lago no asistieron. En su remplazo actuaron Claudia Cárpena y Graciela Cohen |
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Una historia real, un mensaje de apuesta a la vida aún ante las adversidades y un explícito postulado a la autoestima femenina a pesar de los años, esgrimido con una sonrisa en la cara.
Tales condimentos formaron la base simbólica de la obra "Las chicas del calendario", montada el viernes pasado en el Teatro Verdi ante una sala casi repleta.
El espectáculo, dirigido por Manuel González Gil, contó con todos los ingredientes de una comedia de buena factura pero sin demasiado vuelo narrativo, que no obstante introduce una veta inusual y llamativa dentro de la comicidad: el desnudo -aún cuidado y no impactante- de mujeres de arriba de 40 años como elemento disparador y de mayor simpatía.
La pieza, basada en un caso real, aborda la historia de siete señoras reunidas en una asociación de beneficencia que deciden emprender una nueva campaña para recaudar fondos.
Tras la muerte del esposo de una de ellas, George, por una enfermedad incurable, planean elaborar un calendario donde ellas son las protagonistas.
El tema de discusión en el seno del grupo, es que la idea es posar como Dios las trajo al mundo, porque "es lo que más atrae y vende", descubren pasando revistas.
El elenco, integrado por María Rosa Fugazot, Linda Peretz, Norma Pons, María Valenzuela y Rita Terranova, sufrió dos remplazos: Dora Baret (por fallecimiento de un familiar) y Virginia Lago (cuestiones laborales) no pudieron asistir.
En su lugar actuaron Claudia Cárpena y Graciela Cohen.
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