Con la presencia del juez español Baltasar Garzón, se vivieron momentos de tensión y violencia en el marco del Juicio Histórico a Videla y Menéndez. Aldo Blanco, periodista de Radio Nacional Córdoba, recibió golpes en el rostro por tomarle una fotografía a Alberto Aprea, quien se "manifestó" a favor de los imputados por delitos de Lesa Humanidad. A su vez, Liliana Raffo acusó a los familiares y víctimas de desaparecidos de haber matado a su esposo, quien era militar en los años de la dictadura.
Todo comenzó cuando el suspendido juez Baltasar Garzón (ver recuadro) se retiraba de la sala de audiencias luego de haber escuchado el testimonio desgarrador de Enrique Asbert. La militante del partido Movimiento por la Verdadera Historia (MVH), Liliana Raffo, le enrostró al juez español sobre los atentados de la ETA y el supuesto apoyo por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo. También le gritó al secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, haber sido partícipe de la muerte de su esposo, Horacio Fernández Cutiellos. A modo de abucheo, los familiares de las víctimas del Terrorismo de Estado le respondieron con cánticos sin ejercer ningún tipo de violencia. Sin embargo el ambiente terminó por tensarse cuando Alberto Aprea (MVH) no quiso que lo fotografiaran y le pegó un golpe a la cámara de Aldo Blanco con tanta fuerza que terminó por impactar en el rostro del periodista radial. La Policía intervino y lo retiraron del hall.
No obstante, Raffo arremetió nuevamente, ahora en contra de Emi D’ambra, familiar de desaparecidos. La Abuela había exclamado la consigna "digan donde están los cuerpos de los hijos y nietos apropiados". Raffo, fuera de sí, le endilgó: "Ustedes mataron a mi marido"; a lo que la Abuela le respondió: "Vos tenés la tumba de tu marido para llevarle flores, yo todavía no sé dónde están mis hijos".

Testigo 25

En la decimosexta audiencia, dio testimonio Enrique Asbert, actual legislador por el kirchnerismo, y quien era militante del partido "Jóvenes Abogados Peronistas". En un duro relato contó cómo se ensañaban particularmente con Hugo Vaca Narvaja, "por portación de apellido". Además contó sobre la muerte de Bauducco, del estacamiento de René Moukarzel y la golpiza de Balustra.
Asbert fue secuestrado y trasladado al Departamento de Informaciones (D2) en el año 1975. Lo torturaron a tal punto que una mujer dijo "este no coge más", en alusión a los golpes eléctricos que le sometieron en los testículos.
Luego lo trasladaron a la Unidad Penitenciaria 1 (UP1), donde las golpizas eran diarias. "Con nuestra celda se ensañaban más porque estábamos con Hugo Vaca Narvaja. Aparte a él le pegaban más por su apellido. Nosotros le propusimos que no dijera el nombre completo, pero el nos respondió que tenía la suficiente autoridad moral para recibir más golpes. Eso, en lugar de generarnos más temor, nos provocó un gran fortalecimiento a todos", relató Asbert.
Con respecto a Pablo Balustra, asesinado en un supuesto intento de fuga, dijo que el preso político estaba hemipléjico cuando lo mataron. "A Balustra le pegaron en la cabeza y quedó en el suelo, desmadrado y con espasmos. Aún hoy guardo la imagen de su mano derecha con movimientos convulsivos".
Por último el testigo afirmó que Bauducco recibió una serie de golpes en una requisa que lo dejaron sin posibilidad de ponerse de pie. Sin poder ver de quién se trataba, escuchó que alguien le decía "levantate, levantate", pero el detenido tan sólo dijo "no puedo, señor". Luego "sonó un disparo que fue como una bomba atómica dentro de cada uno. El soldado que había percutido el arma dijo 'se me escapó un tiro’ ". Sin embargo el superior le contestó: "No, él intentó arrebatarte el arma, ¿está claro?".

Texto y foto: Facundo Martínez (Especial para EL DIARIO del Centro del País)