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Gerardo David Herrera, alias “Cuajón”, dialoga con su defensor, Eduardo “Tati” Rodríguez, poco antes que comenzara la audiencia en la que confesó los hechos que se le atribuían |
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La camarista Silvia Saslavsky de Camandone le impuso ayer una pena de dos años de cárcel de cumplimiento efectivo a un presidiario reincidente que se encuentra detenido desde hace cinco meses, luego que la Policía le incautara casi siete kilos de marihuana compactada y un arma de fuego de grueso calibre.
En rigor de verdad, Gerardo David Herrera (de él se trata) fue juzgado en la Cámara del Crimen local por otros hechos delictivos, ya que la causa por “tenencia de estupefaciente” se sigue tramitando en el Juzgado Federal de Villa María y está sin resolución.
En esta oportunidad, Herrera, alias “Cuajón”, de 31 años de edad, compareció en juicio oral y público acusado como presunto autor de “resistencia a la autoridad”, “lesiones leves”, “tenencia de arma de guerra sin la debida autorización” y “encubrimiento”.
Dos causas
En el primero de los ilícitos, registrado el 25 de marzo de 2007, se resistió a una detención policial y golpeó a un uniformado (de ahí los dos primeros delitos apuntados), mientras que el 12 de marzo de 2010 fue apresado junto a su pareja frente a una vivienda ubicada sobre calle Nicolás Sarno, entre Santa Fe y Catamarca, cuando ambos se encontraban a bordo de un automóvil Rover 620 SDI de color blanco, patente AMR 089.
El asunto se complicó cuando los investigadores encontraron en el interior del rodado nada menos que 6,815 kilogramos de marihuana, compactada en cuatro “ladrillos” de poco más de un kilo y medio cada uno. Asimismo, la Policía incautó una pistola calibre 11.25, considerada arma de guerra.
Una pendiente
El delito relacionado con la droga pasó a manos del juez Federal Mario Eugenio Garzón, quien en los primeros días de abril le concedió la excarcelación a la concubina de Herrera por tratarse de una joven mamá que debía amamantar a su pequeña criatura. No obstante, la muchacha continúa procesada en la misma causa.
En tanto, el hecho vinculado con la pistola y su dudosa procedencia le valieron un procesamiento en el ámbito de la Justicia provincial por “tenencia de arma de guerra” y “encubrimiento”.
A poco de iniciada la audiencia, Herrera se declaró responsable de los delitos que se le atribuían, circunstancia que permitió que se le imprimiera al debate la modalidad de “juicio abreviado”, omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala del quinto piso de los Tribunales locales.
Con la celeridad que caracteriza este tipo de procesos, el fiscal de Cámara, Francisco Javier Márquez, concluyó su alegato solicitando la pena finalmente impuesta por la jueza, previa adhesión por parte del abogado defensor, Eduardo Luis Rodríguez.
Como la sentencia incluyó la declaración de reincidencia por tratarse de un convicto con condenas anteriores, Herrera sólo podría acceder al beneficio de la “libertad asistida” una vez que complete un año y medio entre rejas, ya que dicho instituto permite la excarcelación sólo seis meses antes del cumplimiento total de la pena.
Sin embargo, habrá que ver si para el 12 de setiembre de 2011 (fecha en la que podría obtener su liberación) ya se expidió la Justicia Federal sobre la causa de drogas. Si para entonces Herrera fue sobreseído o se le dicta la “falta de mérito”, entonces estará en condiciones de dejar la cárcel de barrio Belgrano; pero si es condenado, la sanción que se le imponga deberá unificarse con la aplicada en la víspera.
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