Luego de casi dos semanas de receso, se reanudará hoy el juicio que se les sigue a Sebastián Alejandro Fernández y Claudio Sergio Paul Márquez por el atentado contra la vida del fiscal Francisco Márquez, perpetrado en horas de la madrugada del 2 de abril de 2008.
La quinta audiencia de este proceso comenzará a las 9 y en la ocasión se receptarán cuatro nuevos testimonios, al tiempo que se estima que el fiscal Horacio Vázquez y los defensores Juan Antonio Rusconi (Fernández) y Jorge Bustos (Márquez) informarán al camarista René Gandarillas cuáles declaraciones se incorporarán al debate “por lectura”, es decir sin necesidad de que los testigos deban comparecer en la sala.
Esta circunstancia permitirá ganar tiempo y adelantar la definición del juicio, que -en principio- concluiría a más tardar el viernes. Al menos esa es la intención del juez y las partes.
Hasta el momento comparecieron en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen nueve testigos, incluido el propio fiscal que fue víctima del atentado.
Cabe señalar que este proceso oral y público se inició el lunes 2 del mes en curso y continuó los días 3, 4 y 5, oportunidad en la que se receptaron cuatro testimonios y se llevaron a cabo dos careos entre la concubina de Fernández, Verónica Barrios, y los policías Leonardo Rivero y Alberto Lozano.
En aquella cuarta jornada, Barrios desmintió su propia declaración prestada en sede judicial el 30 de setiembre de 2008, aduciendo que había sido “obligada a mentir” por los citados funcionarios policiales.
Un testimonio comprometedor
No obstante, al darse lectura al testimonio prestado por la joven en la Fiscalía donde se instruyó la causa, quedó en evidencia que Fernández y Claudio Márquez habían estado juntos horas antes del ataque a balazos contra el fiscal de la Cámara del Crimen.
Al comparecer ante la secretaria Silvia Maldonado, la testigo declaró que horas antes del atentado llegaron a su casa el “Mellizo” Sebastián Pereyra y el “Ñoqui” (Claudio) Márquez, este último portando un arma en la cintura.
“Se fueron en un remise a eso de las 9 de la noche (del martes 1 de abril) y dijeron que se iban a la casa de Quevedo, un primo de Sebastián”, declaró la joven Barrios.
Fernández regresó como a las 5 de la madrugada. Ella estaba durmiendo y se despertó. “Tenía toda la ropa mojada, pegada al cuerpo. Estaba muy drogado, más que otras veces. Me dijo que tenía que tirar el arma en la laguna (que está detrás del barrio Botta) porque se había mandado una cagada en Villa Nueva, y que iba a tener que irse de Villa María por algún tiempo”, añadió.
Pero al comparecer en el juicio, el jueves 5, la concubina de Fernández -con quien tiene una hija de corta edad- afirmó que aquella declaración la había realizado “presionada por los policías Rivero, Lazarte y Lozano”, miembros de la División Investigaciones.
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