Sólo una de las dos mujeres citadas como nuevos testigos declaró ayer en los Tribunales de Villa María, en el marco del juicio que se le sigue a Sebastián Alejandro Fernández (23) y Claudio Sergio Paul Márquez (20), alias “Ñoqui”, por el atentado contra la vida del fiscal Francisco Javier Márquez.
Se trata de María Rosa Avendaño, madre del menor de los imputados, cuya presencia en la Cámara del Crimen había sido requerida por el abogado Juan Antonio Rusconi, defensor de Fernández.
También compareció ante el tribunal y las partes la abuela de Claudio Márquez, Antonia Victoria Rodríguez, pero cuando el camarista René Gandarillas le indicó que por su relación de parentesco con el acusado podía abstenerse de declarar, la mujer hizo uso de ese derecho constitucional y optó por guardar silencio.
La tercera persona que había sido pedida para que testimoniara en la sala de audiencias es una psicóloga de la ciudad de Córdoba, más precisamente de un instituto de menores en el que el “Ñoqui” estuvo alojado algunos meses.
Por Secretaría se realizaron las gestiones telefónicas pertinentes, pero las autoridades de dicho correccional informaron que las dos profesionales que se desempeñan como psicólogas se hallaban realizando un curso y recién serían localizadas el próximo lunes.
Ante esta circunstancia, se procurará localizar a la testigo a primera hora del lunes para que concurra a los Tribunales locales ese mismo día a partir de las 16, cuando se reanudará el debate.
En efecto, tras receptarse el testimonio de la mamá de Márquez y ante la negativa para hacerlo de la abuela del acusado, el juez Gandarillas dispuso un cuarto intermedio a la espera de que comparezca la psicóloga, que también fue convocada a solicitud del defensor de Fernández.
La mamá dijo...
María Rosa Avendaño dijo ayer que la ex concubina de su hijo, Johana Pérez, fue quien le avisó que la Policía se había llevado a su hijo para que se presentara a declarar en la Fiscalía de Instrucción del Primer Turno, donde se tramitó la causa por el atentado contra la vida del fiscal.
La mujer, quien pese a informársele que podía abstenerse decidió prestar declaración, dijo que la mañana que fueron a buscar a Claudio a su casa, ella había salido para realizarse unos análisis, y que se enteró de que lo estaba buscando la Policía al regresar a su domicilio.
Fue así que Avendaño decidió ir a buscarlo a la Comisaría de Distrito y al llegar se encontró con su hijo cuando un efectivo policial, al que luego identificó como el cabo Alberto Lozano, lo trasladaba hacia el Palacio de Justicia para que se presentara en la Fiscalía a cargo de Félix Martínez.
“Se lo llevaron como a las 7.30 y a eso de las 9 lo pasaron a Tribunales”, recordó la mujer, para luego agregar que fue Lozano quien lo acompañó hasta el primer piso del edificio contiguo a la sede policial.
“Pude ver que cuando Claudio declaraba, en la oficina estaba la doctora (Silvia) Maldonado (secretaria del fiscal Martínez), y Lozano se quedó en la puerta”, agregó la progenitora de Márquez.
La testigo añadió que “luego entró (a la oficina) el doctor Rusconi, pero estuvo un rato y se fue”.
Y la supuesta “presión policial”
Avendaño relató también que, tras abandonar la Fiscalía, su hijo le comentó que cuando estuvo en la Comisaría “dos policías lo habían presionado para que declarara como ellos le decían, porque de lo contrario no lo iban a dejar vivir en paz”.
En otra parte de su declaración, la mujer refirió que el oficial inspector Leonardo Rivero había ido varias veces a su casa para decirle que la secretaria Maldonado quería hablar con su hijo.
La madre del “Ñoqui” Márquez recordó que, ante esa circunstancia, le dijo al oficial Rivero que si no llevaba una orden emitida por la Justicia, no iba a permitirle que se llevara a su hijo a la Policía o a Tribunales.
Al ser interrogada por el fiscal Horacio Vázquez (de todos los actores judiciales, el más incisivo en las requisitorias), la mujer admitió que Claudio no había sido llevado a la Unidad Departamental en calidad de detenido, sino que lo hizo a solicitud de los efectivos que lo estaban buscando para que concurriera espontáneamente a los efectos de aportar datos sobre lo que conocía del atentado contra el fiscal.
Y cuando el acusador público le preguntó si al momento de ser llevado a Tribunales su hijo estaba esposado, la mujer dijo que no, y precisó que “lo traían normalmente”. Asimismo, agregó que luego de entrar a la oficina de la secretaria no se cerró la puerta y que el cabo Lozano se quedó allí, observando lo que pasaba adentro.
Consultada por las partes, la mujer dijo que el chico había sido aprehendido en seis ocasiones siendo menor de edad, en todos los casos por contravenciones al Código de Faltas, y cuando el fiscal Vázquez le preguntó si había sido detenido en el transcurso de este año, dijo que sí, en la casa de su abuela, y que la Policía lo estaba buscando en relación a dos hechos de robo que se están investigando judicialmente.
Epígrafes: 1) De izquierda a derecha, María Rosa Avendaño, el “Ñoqui” Márquez y Antonia Rodríguez
2) Ante una sala casi colmada por estudiantes secundarios, se llevó a cabo ayer la séptima audiencia de este juicio oral
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