En el día del aniversario de la Biblioteca Bernardino Rivadavia resulta imperativo rendir homenaje a quien fuera uno de sus principales impulsores, el doctor Antonio Sobral.
Como bien destacara Bernardino Calvo en su ensayo biográfico “Antonio Sobral, ese hombre”, el pedagogo asume como presidente de la institución en enero de 1926, “desde cuyo sitial se revela como un principio organizador, capaz de armonizar voluntades y entusiasmos entre quienes lo rodeaban, denunciando su vocación definitiva de educador inspirado en las concepciones pedagógicas más avanzadas de su época”.
A partir de aquella instancia, su labor se proyecta, desde la titularidad de la institución, salvo períodos puntuales, durante toda su existencia.
Hoy, la impronta sobraliana, perdura en cada una de las creaciones educativas que reflejan la presencia de un conductor inolvidable.
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