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Herrera dio lucha ante Bogni. Pero “Falucho” estuvo peleado con la pelota, como todo Alumni |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
El peor final para un mal inicio. Esto es lo que padeció Alumni en Plaza Ocampo, donde perdió el clásico ante Estudiantes de Río Cuarto por un desacierto sobre los minutos finales que, a la postre, reflejaron sus dudas ante cientos de simpatizantes.
Guillermo Puñet, a los 46 minutos del segundo tiempo, decretó el 1-0 inmodificable después de un obsequio del arquero Carlos Ronco que desató una verdadera fiesta visitante y enmudeció a los ilusionados hinchas fortineros.
Pero Ronco y Puñet no forman parte de la única explicación del resultado. A fin de cuentas, dentro de un clásico bastante malo, Estudiantes ganó porque ofreció menos incógnitas y se mostró levemente superior al local por decisión y suma de situaciones de goles.
Después, es justo resaltar que la pifia del arquero en la jugada decisiva fue una más de las tantas que dejó este partido casi siempre friccionado, chato, sin brillo.
Nunca ayudó el piso de la cancha para que los protagonistas pudieran aportar algo de lucidez, entonces la pelota viajó demasiado por el aire y, en ese terreno que dispuso las circunstancias, Estudiantes sacó provecho de algunos pelotazos largos para generar algo de riesgo, sobre todo en el segundo tiempo.
Alumni, por su parte, osciló entre una tibia intención de monopolizar el balón en la mitad de la cancha y una llamativa falta de ideas para dejar a sus delanteros con opciones de rematar al arco.
Carlos Herrera y Emiliano Romay no sólo quedaron en deuda para encontrarse sobre los metros finales, sino también carecieron de la asistencia de sus compañeros volantes, que anduvieron en la lucha constante y dividieron seguido la pelota.
La cuota distintiva del partido la puso, en el visitante, el volante por izquierda Maximiliano López, uno de los pocos en bajar la pelota, encarar y habilitar para adelante, mientras Andrés Aimar apareció en cuenta gotas.
Y eso que no resultó fácil el trabajo para éstos, sobre todo porque, a diferencia de Alumni, que a veces intentó salir por los laterales, Estudiantes no dudó en tener a sus centrales para el reviente total cada vez que la pelota les llegó cerca.
Uno de los tantos pelotazos le llegó a Guillermo Tambussi, quien generó la ocasión más clara del primer tiempo cuando, a los 42’, eludió como un poste a Gonzalo Charra, quedó solo ante Ronco y sacó el remate, pero el arquero reaccionó muy bien, sacando con los puños para adelante.
Alumni no tuvo una chance semejante y sólo sobre el final de esta etapa se arrimó con riesgo con Herrera para desbordar y Porra para habilitar a Romay, aunque el pase resultó débil y terminó en las manos de Mancinelli.
En el complemento, pareció que Alumni quiso animarse un poco más y una muestra de ello se dio con una acción individual de “Falucho”, quien bailó a Carrizo, pero después le pegó mal con la zurda y la pelota se fue lejos.
CuestiOn de cambios
Ante la falta de fútbol expuesta en el partido, el técnico de Estudiantes, Hugo Mattea, acertó con los cambios porque, si bien sacó a Aimar, mandó a la cancha a dos volantes con buen pie: Martín Dopazo (ejecutó un tiro libre peligroso que rozó en la barrera y salió cerca) y Puñet.
Ambos, junto al criterioso López, se movieron con peligro en tres cuartos de cancha, mientras Alumni no encontraba sociedades para hilvanar una jugada y tampoco podía con arrebatos personales. De hecho, entró Román Strada para desequilibrar y ni siquiera pudo prosperar desde el sector izquierdo. Y también estuvo en cancha Francisco Paravano, quien sólo pudo tomar contacto una vez con el balón y no pudo controlarlo.
Así, desde los 30 minutos, el visitante empezó a acercarse a la victoria, aunque no festejó antes su gol por la impericia de Nicolás Gatto, quien tuvo tres chances: primero se tiró innecesariamente cuando quedaba de cara al gol, luego sacó un tiro cerca del ángulo superior izquierdo de Ronco y, por último, la mandó por encima del travesaño cuando definía cara a cara con el arquero.
En el final, un pelotazo largo y por el centro parecía que podía ser controlado por Charra, pero Ronco salió a cortar y despejó por el medio, al ras del piso. Eso fue un regalo para Puñet, quien tuvo la precisión que había escaseado prácticamente en todo el encuentro y, desde el círculo central, clavó un golazo de primera. Fue el final, el peor para un Alumni que -por rendimiento- parece que ni siquiera arrancó.
La figura
Maximiliano López fue el jugador más claro de este clásico chato. Le dio a Nicolás Gatto dos asistencias fenomenales que este no supo aprovechar. Además, el volante visitante supo buscar sociedades con criterio para generar algo en tres cuartos de cancha. Del resto hubo poco por rescatar.
Claves
• Sin un organizador de juego, Alumni no supo desenvolverse bien en tres cuartos de cancha para gestar situaciones.
• A la hora de los pelotazos, que fueron constantes, Estudiantes ganó mejor con los movimientos de Gatto y Tambussi.
• Hugo Mattea acertó con los ingresos de Dopazo y Puñet, hombres de “buen pie” para tener la pelota y crear en ofensiva.
• Carlos Ranalli buscó con Strada y Paravano, dos delanteros, de los cuales el primero no pesó y el segundo no fue asistido.
• El error de Ronco, en el final, derivó en el único tiro preciso de la tarde.
Síntesis
ALUMNI 0
Ronco 4
L. Pérez 5
Charra 5
Caler 5
Villagra 5
Bonaldi 4
Wonner 5
Bolatti 4
Porra 4
Herrera 4
Romay 4
DT: Carlos Ranalli
ESTUDIANTES 1
Mancinelli 6
Bogni 5
Carrizo 5
Palandri 5
A. Rodríguez 4
Pérez Araya 5
S. Pérez 5
López 6
A. Aimar 5
Tambussi 6
Gatto 5
DT: Hugo Mattea
Gol: 46’ ST Puñet (E).
Cambios: 17’ ST Dopazo x A. Aimar (E), 30’ Puñet x Pérez Araya (E), Strada x Porra (A) y 33’ ST Paravano x Romay (A).
Amonestados: Charra (A); Rodríguez, Bogni y A. Aimar (E).
Jugado en: Plaza Ocampo.
Arbitro: Sebastián Mastrángelo (Venado Tuerto).
Público: 3.900 mil personas, aproximadamente.
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