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Walter “Lagrimita” Burdino junto a su defensor, el abogado craikense Manuel Toledo |
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La camarista Silvia Saslavsky de Camandone le impuso ayer una condena unificada de tres años de prisión de cumplimiento efectivo a un joven trabajador de la construcción que confesó haber perpetrado un hurto domiciliario hace poco más de cuatro meses.
Walter Fabián Burdino, de 22 años de edad, recibió una pena de seis meses de cárcel tras ser declarado autor responsable de los delitos de “violación de domicilio reiterada” (dos hechos) y “hurto simple”, por un ilícito cometido el pasado 1 de abril en la ciudad de Oliva.
Pero como registraba un antecedente penal computable, dictado por la misma Cámara del Crimen villamariense el 19 de octubre de 2009 (tres años de prisión en suspenso, también por delitos contra la propiedad), debieron unificarse ambas sentencias.
Burdino, apodado “Lagrimita” por un tatuaje con forma de lágrima que lleva debajo del ojo derecho, admitió ayer en la sala de audiencias que aquel 1 de abril, alrededor de las 9.30 de la mañana, ingresó ilegalmente al patio de una vivienda ubicada en Sarmiento 1354 de Oliva, ocupada por Arturo Acosta y su familia.
Para ello saltó una tapia que da de la calle al patio y luego se escondió en un baño externo. Posteriormente, sin ejercer fuerza en las cosas ni violencia en las personas, se apoderó de dos rollos de cable telefónico de color gris (unos siete kilogramos en total) y los ocultó entre un árbol y una pileta.
Sin embargo, como fue descubierto por gente que había en la casa, Burdino saltó un alambre de tejido que separa la finca de Acosta con la de su vecino Carlos Rasjido, y se dio a la fuga.
Para entonces, el delincuente ya había sido identificado, no sólo porque se trató de un sujeto conocido entre los vecinos mencionados, sino porque una indeleble característica fisonómica lo dejó al descubierto: la pequeña lágrima tatuada sobre su mejilla derecha lo delató de inmediato.
Burdino fue detenido al día siguiente y desde entonces está privado de la libertad a raíz del antecedente penal que registra su prontuario.
De todos modos, como la pena impuesta el año pasado fue de ejecución condicional (es decir, en suspenso), ahora podrá acceder al beneficio de la “libertad condicional”, que para el caso de las personas condenadas con hasta tres años de prisión, pueden dejar la cárcel cuando cumplan ocho meses entre rejas.
Y sumando los períodos se encierro que Burdino pasó entre ambas causas, ya superó el tiempo límite previsto por la legislación argentina para recuperar la libertad.
Así las cosas, ayer mismo el defensor del condenado, el abogado craikense Manuel Antonio Toledo, solicitó la condicional para su cliente porque es la primera pena efectiva que se le impone. Ahora todo dependerá del informe disciplinario que emita el Establecimiento Penitenciario Nº 5.
Cabe señalar que, además de la jueza Saslavsky de Camandone y del abogado Toledo, intervinieron en este juicio oral y público el fiscal en lo Correccional, Horacio Pedro Vázquez, y la secretaria Gabriela Mercedes Sanz.
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