“Aunque sea algo
radicalmente distinto del
presente y del futuro,
los días en los que
estamos, tal y como
los que nos tocarán vivir,
devienen del pasado.”
Con fecha 10 de agosto de 2009 publiqué en El Diario una nota titulada Cruje la estructura económica y se reacomoda la superestructura política en la que esbozaba dos hipótesis centrales. En la primera de ellas, sostenía que dada la actual estructura económica argentina, “podíamos estar asistiendo al nacimiento de una ‘nueva hegemonía’ a nivel de las clases propietarias (agrarias, industriales, financieras, etcétera), y que la burguesía agraria después de 40 años veía la posibilidad, por potencialidad, de encabezar nuevamente la alianza dominante en nuestro país.
La segunda hipótesis, establecía que este fenómeno producido en la estructura económica, repercutía en la representación política situada en la superestructura de nuestra sociedad, hecho este puesto en superficie, especialmente, por el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, quien sostendría en diversas oportunidades, que “ la Mesa de enlace” -hoy en profunda crisis interna- tenía un programa para salir de ‘la crisis y la pobreza’ consensuado con los partidos de la oposición al Gobierno nacional”. Establecía así, que era el sector económico el que determinaba las políticas a seguir por los partidos de la oposición.
Dos hechos ocurridos recientemente parecen validar estas hipótesis. Por un lado el discurso de apertura de la exposición rural en Palermo, en la que Biolcati no sólo ratificó ante la mirada atenta y complaciente de los 12 apóstoles, encabezados por Duhalde, Macri, Carrió, Pinedo, Solá, De Narváez, entre otros, que “el campo argentino sigue siendo el eje central del desarrollo del país”, sino que avanzó en esta idea al afirmar que “ellos son la Patria, la que les pertenece, dado que la tierra al igual que ellos como clase social dominante, son eternos”. Y por el otro, la reunión -cena mediante- convocada por el mandamás de “Clarín”, Héctor Magnetto, en la que reunió a los principales líderes de la oposición para delinear la estrategia política y electoral con la cual enfrentar al gobierno nacional. De esta manera, una vez más asistimos al ejercicio del poder en su versión más cruda y sin ambigüedades de parte de las minorías privilegiadas, de las corporaciones económicas y comunicacionales, sobre un país “que les pertenece” y una dirigencia política que les oficia de gerentes.
Así, si contemplamos este presente con una mirada histórica, con una mirada que nos permita enlazar el presente y el futuro con el pasado, aunque éste no encuentra nunca repeticiones, nos sobran motivos para creer poder encontrar, en los hechos referidos, fuerzas que, presentes hoy, se agitarán mañana igual que como lo hicieron ayer. Y es en este sentido que afirmamos que Braden o Perón en 1945, significó la decisión de las mayorías nacionales y populares de devolver al “sistema político -y al estado- su posición y función central en la sociedad al librarlos de su vínculo con una minoría privilegiada y colocar sus recursos también a disposición de los estratos de la población hasta entonces olvidados”. Braden o Perón significó la decisión de que el Estado dejara de estar en manos de las corporaciones extranjeras y se convirtiera en planificador y promotor del desarrollo nacional en todos los aspectos.
Braden o Perón, en las actuales circunstancias históricas que vive nuestro país, significa optar por un modelo de país a semejanza de los designios y apetencias de las grandes corporaciones económicas, basado en una inequitativa distribución de la riqueza y lacerantes desigualdades sociales, o por este modelo impulsado desde el gobierno, el que aún en sus dificultades y flaquezas, apuesta a la reconstrucción y expansión del aparato productivo nacional y la reparación social.
Braden o Perón, significa, que la construcción de la agenda pública, la instalación de los temas a debatir y a resolver por los argentinos, inclusive aún las candidaturas electorales, nos sean definidas en las sedes de las grandes corporaciones económicas-mediáticas, y hasta en los domicilios particulares de sus ejecutivos, o que dichas decisiones se tomen en las calles, las plazas, los sindicatos, universidades, partidos políticos, y organizaciones sociales.
Braden o Perón significa hoy, que nuevamente una/un presidenta/e gobierne de acuerdo a sus convicciones y los intereses del mayor conjunto social posible, sin miedo al poder de las grandes corporaciones y a las tapas en contra del “gran diario argentino”.
Braden o Perón, significa hoy para los peronistas, el haber aprendido la lección que nos dejara la década de 1990, en donde muchos por acción y otros por omisión, fuimos cómplices de la entrega del indómito movimiento de Perón a la derecha liberal-conservadora, algo que algunos aún se empeñan en repetir.
Braden o Perón, significa hoy como ayer, la disputa por el poder, acumulado en el presente en las angurrientas manos de las minorías privilegiadas, para que otra vez en manos de los sectores populares se pueda construir un país más justo, equitativo, solidario, un país para todos, especialmente para los que menos tienen, los que más han perdido durante tantos años, que ya se cuentan por siglos.
Profesor Gerardo Russo
militante peronista
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