Escribe: Dr. Antonio Alarcos
La Abogacía está atravesando un período de constantes cambios, seguramente por la vorágine que se vive. Además, si bien es cierto que este gobierno hace méritos para que cada día quienes ejercen la profesión deban pensar en artilugios legales para contrarrestar el avasallamiento de derechos que llevan a cabo diariamente quienes detentan el poder, ello hace que los que ejercemos la profesión debamos formarnos, capacitarnos y, en definitiva, estudiar para no quedar fuera de la legión que anule eventuales atropellos.
A nivel local, creo que más allá del gran número de profesionales que se reciben a diario en las Universidades, sean éstas públicas o privadas, la profesión se va forjando día a día en el trato con la gente, con los colegas y con los empleados de Tribunales, pero fundamentalmente estudiando, haciendo cursos y perfeccionándose, ya que si ello se pierde, en comparación con quien sigue estudiando, la ventaja es abismal.
Sumado a esto surge que la profesión, en estos últimos años y por el crecimiento de la población, ha dado trabajo tanto a jóvenes abogados como a aquellos con bastante tiempo en el ejercicio de la misma.
Con el tiempo llegará a atravesarse por una suerte de saturación. De todos modos, quien esté preparado, seguramente saldrá airoso de la misma. Asimismo, entiendo que aquel abogado que se dedique a todas las ramas del Derecho, sin especialización en alguna en particular, el tiempo lo arrastrará al olvido.
Por otra parte, al analizar la administración de justicia en la actualidad, principalmente en Villa María, en comparación con otros Tribunales de la región (y ni hablar con los de Córdoba, en cualquiera de sus fueros), seguramente los nuestros están mejor posicionados.
Igualmente están saturados, lo que produce demoras en la tramitación de las causas en las que intervenimos. No obstante, se debe destacar la labor del personal que trabaja en la Justicia local (tanto los letrados como los que no lo son), que hace lo humanamente posible y más.
No creo que falte otra cosa que acercarle a las personas que trabajan en Tribunales los medios adecuados para que la calidad y el profesionalismo que tienen se vean en aumento, y en definitiva plasmado en la celeridad respecto del tratamiento de las causas que a diario ingresan.
Estimo que la forma de mejorar es, precisamente, que se dignen las autoridades correspondientes a mejorar la calidad de trabajo de los que están y cubrir las vacantes que faltan, haciendo de este modo que la gente no llegue a confundir injusticia con lentitud y/o falta de personal para tramitar las causas, sobre todo en lo que atañe a procesos penales.
En definitiva, si bien la Justicia no debe contaminarse con la política y menos aún con los políticos, para evitar confundir los roles, no es menos cierto que siempre, de una u otra manera, se está relacionado con la predisposición que debe tener quien ejerce el poder de turno puesto que es, en definitiva, quien maneja los fondos para solventar los gastos que demandan el funcionamiento de los Tribunales de la provincia.
Si bien mi entender se trata de una utopía, no bajo los brazos pesando que alguna vez ello se pueda revertir.
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