|
|
|
|
|
|
|
El equipo realizador junto a Peteco Carabajal |
|
|
|
|
|
Ana Karen Grünig es estudiante de la Licenciatura en Diseño y Producción Audiovisual. Está cursando las últimas materias y para el año que se avecina se encontrará abocada en lo que será su trabajo final de grado. Sin embargo esta condición, la de alumna, no ha encorsetado sus sueños de producir audiovisuales y conjugarlo con la música folclórica de nuestro país.
El viernes pasado, en el Auditorio del Rectorado de la UNVM, tuvimos la oportunidad de disfrutar con el estreno del documental “El embrujo de mi tierra”. Un trabajo audiovisual, dirigido por Karen y producido por DyG Realizaciones, que rescata la tradición de la música folclórica y evidencia la desaparición o el encubrimiento de la misma en las grandes urbes.
por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
“Que cultivemos la música de algún lejano país, seguro que no es pecado si conozco la de aquí. Pero si ando musiqueando el canto de otro lugar, sin conocer un estilo, una baguala, un valseado, guacho de nuestra cultura, extranjero en su lugar.”
Esta estrofa de “Pilchas gauchas” de Orlando Vera Cruz, fue uno de los disparadores que motivó a Karen a adentrarse en lo que es su primer largometraje. Motivada por esta impotencia de ver que la música folclórica argentina es dejada de lado para difundir, escuchar, bailar otras que provienen de afuera, es que se propuso realizar este aporte “para revalorizar nuestra identidad cultural, que a pesar de ser tan rica y maravillosa, parece perderse en un país dominado no sólo en términos económicos sino también culturales”.
“El embrujo de mi tierra”, título que hace referencia a una canción de Peteco Carabajal, es una producción de “corte antropológica”. Toma como referente a la gran familia Carabajal y muestra la tradición folclórica en Santiago del Estero. En ese lugar la música se vive y se siente todos los días, en contraste con las ciudades, donde otros productos culturales más vanos y superfluos inundan los medios e idiotizan a la gente.
Será Peteco el encargado de llevar el hilo conductor del documental haciendo un racconto de los momentos en los que pasó nuestro folclore argentino. Las escenas se filmaron en varias oportunidades en que el equipo viajó a Santiago del Estero, y tuvo como punto de encuentro la casa de la Doña María Luisa Paz de Carabajal, quien es la madre de los grandes músicos que portan el renombrado apellido.
Allí en La Banda, los miembros de la familia dieron sus testimonios y pareceres sobre varios aspectos que rondan a la música folclórica. No faltaron a la cita Cuti, Roxana, Demi, Roberto, Kali, entre otros. Cada relato está matizado con imágenes de nuestra historia argentina, donde apreciaremos a los grandes folcloristas en plena juventud, momentos donde la dictadura militar marcó a los artistas, donde los nuevos actores mediáticos promocionan la falta de respeto y la liviandad en todos los sentidos…
La película se urde con las palabras de estos singulares artistas, que como tantos otros han luchado por reforzar nuestra música, pero también deja traslucir a la gente, gente de bien, transparente, con otra forma de vida que prioriza la amistad, defendiendo y honrando día a día su sangre y su tierra.
En el patio de una casa, cualquier casa, siempre hay música, hay guitarra y chacarera. Allí las gallinas esquivan a los bailarines y toda la familia y amigos se juntan para disfrutar de un domingo. Es una tradición que no necesita de planificaciones, es algo natural, la música y el baile ahí están, siempre.
Señor lector, lo invitamos a ver este documental, déjese llevar, déjese embrujar.
Otras notas de la seccion El Diario Cultura
La literatura cordobesa está de luto
Viaje al país de la percepción
Casa de tolerancia, "pupilas" y etiquetamiento
Un siglo de cultura en la misma esquina
Surgimiento del municipio local
|