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Cerca de 3 mil personas se reunieron en la confitería para ver al conjunto cordobés |
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Para La Barra, las dimensiones de la confitería Supper Club no significaban un ambiente desconocido, ni mucho menos. El conjunto liderado por el bajista Carlitos “Conejo” De Piano y el cantante Javier “La Pepa” Brizuela, fue el primero de la escena cuartetera cordobesa en incursionar en boliches y comedores universitarios, como estrategia de “búsqueda de nuevos públicos”.
Esa aventura, obviamente, le costó el mote de “banda cheta” y hasta de ser tildados de traidores a los orígenes populares del género. Con el tiempo, el grupo se constituyó como fenómeno masivo y las “transversalidades” dejaron de molestar; de hecho se han imitado. El jueves por la noche, La Barra -con un madurez sobre escena alimentada por años- planteó un destacado show, mediante una puesta certera (sin demasiada ornamentación propia, dadas las características de montaje que ya cuenta el lugar), con un par de selecciones contundentes, provistas de hits imbatibles (“Se nos fue el amor”, “Lento”, “Amor infiel” y el reciente “Un millón de rosas”, que los devuelve a las fuentes juveniles del cuarteto).
El público, en tanto, desbordaba en todas las latitudes y se disponía como exultante espectador más que como bailarín de pista. De todos modos, los más osados combatían la masa con pasitos y ochos en las plataformas laterales del local. La fiesta transcurrió normalmente y hasta resultó destacado el tránsito ordenado sobre la ruta. Algunos se quejaron por el precio de las bebidas sin alcohol que se equiparaban al resto. La velada llegaba a su fin y el calor cuartetero estiraba su aliento para volver a encenderse en la madrugada de hoy con Sabroso en el Campus. Que la fiesta no se detenga.
J.R.S.
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